lunes, 25 de octubre de 2010

-Los Democatólicos-



¿Pueden concebir ustedes un ave que sea un pez, o un pez que sea un ave?. Es cierto que hay aves que nadan y que bucean en su afán de buscar peces con los que llenar el buche. Al igual que es cierto que hay peces que vuelan ligeramente, en su afán de cazar insectos con los que aumentar su dieta. Pero de ahí a afirmar que un ave sea un pez o un pez sea un ave, hay un abismo. También el hombre nada e incluso realiza inmersiones dentro del agua, y no por ello es un pez, al igual que vuela sobre modernos aviones con forma de ave, y no por eso es pájaro. Aúnque sí es verdad, que muchos llevan plumas aunque no vuelen, y otros son pájaros de cuenta, no teniendo nada que ver con las aves.

¿Pueden concebir ustedes a un católico que sea demócrata, o un demócrata que sea católico?. Es cierto que hay católicos que votan en su afán de perpetuar en el poder el partido afín a sus intereses. Al igual que es cierto que hay demócratas que acuden a la iglesia, buscando tranquilizar su conciencia y sosegarla. Pero de ahí a afirmar que un católico sea demócrata o viceversa, hay un abismo.

La religión católica, no ha sido, ni es, demócrata. Desde su creación fue constituida como una organización autárquica revestida como un gobierno teocrático. Las decisiones las tomaba el jefe de la iglesia, y todos los demás a obedecerles, porque él, era infalible, y porque por él hablaba Dios. Hay que añadir, que la curia de cardenales consejeros, especie de senadores o de diputados, elegidos entre ellos mismos, ayudaba en todo al sumo Pontífice, que solamente dejaría de serlo con su muerte natural o por envenenamiento.

La elección del Papa la hacen únicamente los cardenales. Los obispos y arzobispos, monjas, curas y frailes, en nada participan, como tampoco en nada participan los católicos practicantes y católicos creyentes. A todos les dan un hecho consumado. ¡Papa avemus! Y CHITÓN.

La verdad es que aquella frase, “soy el pastor y vosotros mis ovejas” refleja perfectamente lo que esta religión es, una religión de balantes ovejas.

Los políticos cada dos frases hacen alusión al régimen democrático, a la constitución y a las libertades, denostando a los gobernantes que no poseen este régimen o esta forma de gobierno. El estado vaticano con su jefe de estado al frente de su octogenaria cohorte de cardenales, jamás ha sido mencionada, criticada y mucho menos denostada, como tampoco le hacen ningún bloqueo económico a sus empresas mercantiles, bancos, colegios, universidades, periódicos, revistas, emisoras de radio y televisión. Nada de nada. Rien de rien, como dirían los franceses.

Por estas razones, puedo concebir a un católico con espíritu católicamente ovejuno, pero no puedo concebirlo con espíritu demócrata. La historia así lo demuestra, sus prácticas también lo hacen. Aunque ellos afirmen que son demócratas, aunque lo juren y lo perjuren, no los creo. El diablo también jura y perjura que él es Dios. Para los católicos, decir mentiras, falsedades, roben o asesinen, para ellos no tiene importancia, lo hacen por la fe, lo hacen por la iglesia, como los cruzados, lo hacen porque Dios lo quiere. Además, se confiesan, hacen penitencia, comulgan con una ostia pequeña y a empezar otra vez.

¿Pueden concebir ustedes a un ave que sea un pez, o un pez que sea un ave?. Yo no.

sábado, 23 de octubre de 2010

-Que Viene el Papa-


Pocas personas saben lo que era la Santa Inquisición, sólo algunas de esas pocas personas conocen los métodos de tortura, métodos de interrogatorio y muerte que estos santos inquisidores aplicaban. El servicio de inteligencia de esta santa institución católica, era en su tiempo, hasta casi llegado el siglo XX, el mejor y más extendido en el mundo. Religiosos católicos de todo tipo, sexo y pelaje, los hay en todos los países, los afiliados a esta religión se cuentan por millones por todas las naciones. He aquí un servicio de inteligencia que para si querrían Rusia, China, Israel, USA o Inglaterra.

El Vaticano, sede central del catolicismo, es una pequeña ciudad, pero es una ciudad estado independiente, es decir, es la nación Vaticana, desde la cual se organiza y se rigen las vidas de sus creyentes por medio de sus funcionarios, que son sus religiosos profesionales. Antiguamente, los Papas tenían el poder espiritual sobre todos los ciudadanos sin excepción alguna, tenían también el poder temporal sobre todos los reyes sin excepción. Es lo que los muchachos estudian en el bachillerato como CESAROPAPISMO, y que nadie les explica lo que en realidad era y actualmente es.

Si un monarca o emperador no satisfacía la política del papa, monarca de monarcas, emperador de emperadores, lo excomulgaba. Con esta orden lo arrojaba fuera del seno de la iglesia católica, aplicando su poder espiritual. Hasta aquí, podría pensarse, al rey que fuere le importaba un rábano, y si quieren una media docena de repollos con dos lechugas, que lo excomulgasen o no. Pero lo espiritual va muy unido a lo material, y si al rey lo excomulgaban, los otros nobles que deseaban serlo, se unían, y formaban un ejército superior, lo vencían, y católicamente le cortaban la cabeza a él y a toda su familia para que no hubiese posible descendencia, y a rey católicamente asesinado, nuevo rey católicamente entronado.

Esto no es otra cosa que el CESAROPAPISMO, el Santo Padre era el rey de reyes. Pero Napoleón Bonaparte cuando se coronó emperador, el papa quiso ponerle la corona en su cabeza, Napoleón se la arrebató y se la puso el mismo y así mismo. Diciéndole de mirada y obra “no me vengas con coñas que te pongo entre rejas a ti y a todos los hombres que visten con faldas”. El cuadro de la coronación del pintor David, así lo muestra.

Es cierto que los últimos años de la inquisición ya no se aplicaba la pena de muerte pública, quemando vivas a las personas, tampoco se las asesinaba públicamente en el buey, que consistía en introducir a la víctima en una especie de buey de hierro, al plantarle fuego lo asaban vivo, y sus alaridos producían mugidos que recordaban a los del buey. Tampoco acañavereaban a los condenados, que consistían en dispararles católicamente flechas de caña al cuerpo, con el propósito de hacer más lenta su agónica muerte, que si fuesen de hierro. Es cierto que ya no hacían esto los últimos años.

San Sebastián hay uno, quizás en representación de los que los Santos inquisidores hicieron por miles, eso sí católicamente y por la fe.

La Santa inquisición se abolió hace poco más de cien años, tomando el nombre o camuflándose eufemísticamente bajo el nombre de Santa Congregación para la Fe. Bien, el director en jefe de este Santo Tribunal de la fe, auténtico servicio de inteligencia y espionaje del estado vaticano, no era otro que el actual Santo padre Benedicto XVI.

¡QUE VIENE EL PAPA!

Vai velo ti, que a min dame a risa

Vete a verlo tú que a mí me da la risa

Go and see him, he make me laugh....

viernes, 15 de octubre de 2010

-El Porqué de la Utopía-


Utopía fue un término creado por Tomás Moro, en el siglo XV, para designar una república de gobierno ideal.

Su traducción “lugar que no existe” vino deformándose a través de los siglos hasta entenderse por utopía algo ilusorio e imposible de realizar.

Cuando se le llama utópico a una persona se quiere indicar con ello que dice cosas sin sentido, que no se atiene a la realidad que le rodea.

Denominar utópica una idea o un proyecto es pensar y decir de él que es irrealizable, que es un sueño, que es una locura.

Platón, en su República, imaginó un gobierno políticamente adaptado a su tiempo y, en cierta manera, hizo utopía. Estructuró una república según las necesidades de la ciudad y según las necesidades políticas de sus ciudadanos libres. Elaboró para ello una división de funciones y clases sociales.

Sócrates, maestro de Platón y de la juventud griega, pasó su vida buscando la utopía, interrogando constantemente a los políticos de la ciudad, sobre el gobierno, sobre el comportamiento del hombre y sobre las leyes. Interrogaba a los filósofos y a los sofistas (profesionales de la enseñanza y de la retórica) sobre la esencia del hombre y sobre la naturaleza humana. También a los artistas acosaba Sócrates a preguntas sobre el arte y su sentido. Sócrates aunque viejo no se avergonzaba de su ignorancia: “Sólo sé, que no sé nada” decía, y preguntaba, una y otra vez, sin obtener respuestas. Sus discípulos aprendían de él la forma de interrogar, de dudar y de pensar.

Sócrates, maestro de filósofos, fue ridiculizado por literatos y llevado a juicio acusado de banalidades de las que, por ser banalidades, era imposible defenderse y le hicieron beber cicuta, brebaje letal. Más tarde su nombre fue escrito en letras de oro en los manuales.

En el siglo XV, Tomas Moro, autor de la “Utopía”, también es ajusticiado siéndole cortada la cabeza.

Pocos años más tarde el fraile Tomasso Campanela, autor de “La Ciudad del Sol”, por creer en la ciudad ideal y poner en duda las leyes establecidas, pasa 26 años encarcelado.

Si las utopías son irrealizables, ¿por qué tanto empeño se tiene en no permitir tentativas de realización?.

Soñadores son aquellos que, viendo los defectos de la sociedad, intentan superarlos. Soñadores son aquellos que, desando un futuro mejor para quienes los rodean, desean cambiar el presente. Soñadores son aquellos que hablan de la vida y la libertad llevando a la práctica sus ideas. El soñador es de naturaleza ingenua y entusiasta, todo él es utopía.

Jamás han sido soñadores, ni partidarios de un mundo mejor, ni defensores de la libertad y la vida, quienes han puesto en su lugar otras palabras, elevándolas a la categoría de sagradas y dogmas de fe que rigen nuestros actos.

Muchas utopías hubo en la biografía de los pueblos, en la biografía de la humanidad. Su mayor número fueron ahogadas en la represión, la violencia, el crimen y el castigo ejemplar. Los manuales están llenos de reyes victoriosos, de héroes de grandes batallas y vacíos, sin embargo, de utopías. Los sueños, los anhelos de los pueblos, no tienen cabida en esos libros ni en esas lecciones de historia.

Poco tiempo después de morir Jesús de Nazaret las gentes que habían recogido sus ideas y las ideas de sus compañeros, formaron la secta de los Apostólicos. No había entre ellos nada de propiedad particular, todo era en común; los hijos no tenían un solo padre; todos los hombres de la secta eran considerados como padres y todos los niños eran considerados como hijos por cada hombre. La mujer era madre de todos los niños.

En la Edad Media se produjeron tentativas de utopía preconizando una primitivismo religioso y una mejor distribución de la riqueza social. Los cátaros, los albigenses, fueron algunos de ellos. Una cruzada patrocinada por el Papa y la nobleza, al mando de Simón de Monfort, arrasó pueblos, ciudades, robando todo lo que encontró a su paso, asesinó a niños y mujeres, e hizo justicia decapitando y quemando vivos a hombres cuyo delito había sido el deseo de una vida mejor.

Pocos siglos más tarde. Thomas Muncer y Huss junto con sus partidarios son represaliados de tal forma y de tan cruel manera por la nobleza alemana y por el clero alemán, entre los que se encontraba Lutero, que por vergüenza los historiadores lo pasan por alto en sus libros. Todavía en el siglo XVIII en Inglaterra se formó la secta de los Adamitas, que separándose de la religión convencional, preconizaban entre otras cosas el despojarse de toda vestimenta y caminar desnudos como Adán.

Francis Bacon con “La Nueva Atlántida”, Rousseau con el “Emilio”, Voltaire, etc., etc. Han creído en la utopía.

Los autores del llamado socialismo utópico del siglo XIX idearon organizaciones sociales, políticas, urbanísticas, humanas y educativas que pudieron haberse llevado a la práctica. Hombres como Fourier, Cabet, Saint Simon, W. Goodwin, Owen, W. Morris, Proudhon han dedicado sus vidas a la búsqueda y logro de la utopía.

De utópicos y locos soñadores fueron acusados, pero curiosamente el tiempo les ha dado la razón en sus teorías urbanísticas y, hoy en día, los modelos de ciudades urbanísticamente más avanzadas están basados en sus proyectos y estudios. Claro está que la finalidad con que utilizan los estados estos proyectos es muy distinta a como quisieran los utópicos que fueran utilizados.

Aldoux Huxley en “Un mundo feliz” mostró una sociedad futura a la que en pocos años podemos llegar perfectamente.

La ciencia y las investigaciones científicas industriales y estatales han hecho avances en la medicina, la bioquímica, la psicología, la psiquiatría y la sociología que pueden convertir al hombre animal de actos libres, en animal de actos mecánicos. Ya se puede programar el cerebro de una persona y emitirle órdenes por computadora. ¿Se imaginan toda una ciudad moviéndose según las órdenes de un computador que no ocupa más dimensiones que un frigorífico familiar? Pues eso ya es factible. Se está perfeccionado y buscando el momento oportuno de ponerlo en práctica masivamente.

La organización futura será perfecta. La religión ya no será necesaria, porque un nuevo dios emitirá lo que está bien y está mal, el dirá lo que es justo y no lo es. Las leyes habrán desaparecido por innecesarias. Cada uno sabrá perfectamente lo que debe realizar cada día, cada hora, cada minuto. Nuestros sueños serán también controlados. Un hombre que sueña es un hombre peligroso. Los estados lo saben. El hombre así desprovisto de deseos, de necesidades, será un hombre feliz y un mundo así estructurado, así planificado, así perfectamente regido, será un mundo feliz. La ciencia dentro de diez años a lo sumo puede exclamar definitivamente ¡EUREKA! ¡hemos convertido al hombre en una máquina viviente!. Siga este consejo: ¡Si quiere un mundo feliz siga rascándose la nariz!.

Haré mención a la novela de George Orwel, 1984.

Orwel nos muestra como un estado es capaz de controlar todo lo que tiene bajo sí; nos muestra como todos los ciudadanos, y cada uno individualmente es controlado en sus aspectos más importantes. Que un ciudadano beba un vaso de agua o se beba dos no tiene importancia, pero que desee leer, visitar una taberna al estilo antiguo, o hacer el amor en la intimidad de una habitación del casco viejo de la ciudad, huyendo de los confortables y modernos apartamentos, es peligroso. He aquí un posible rebelde, que ya ha empezado a cuestionarse la sociedad en la que vive.

El estado lo sabe, y pone buhardillas y librerías antiguas con libros sugestivos en las partes antiguas de las ciudades, para seducir el espíritu romántico de las mentes soñadoras, para seducir al hombre utópico. Una vez que eso hacen ya están en la celada.

Hay quien dice, que lo que Orwel escribió todavía está muy lejos de suceder. Orwel narra en su libro formas de control social que, actualmente, han sido superadas varios cientos de veces.

Y más bien creo que el año 1984 real ha superado con mucho la novela de Orwel, que no fue más que un aviso, para prevenirnos de lo que nos espera si seguimos el consejo: ¡Si quiere un mundo feliz siga tocándose la nariz!.

De niño había leído una frase de Oscar Wilde que decía: “No compres jamás un atlas que no traiga el país de la utopía”.

Busqué un atlas que trajese el país de la utopía y ninguno hallé. Compré entonces un atlas y le añadí una página en blanco por si algún día tenía noticias de tal lugar.

Supe con los años que la utopía hay que buscarla y supe también que las utopías eran muchas. Tantas y tan diversas que cada espíritu humano tenía una. Eso me pareció el más hermoso de los hallazgos.

Lo que pretendo es mostrar que la utopía es la esencia del pensamiento y lo más elaborado del espíritu, que la utopía es la evolución natural e inevitable de las ideas. Cada hombre debe tener su idea, cada hombre debe tener su utopía. Una vez que se ha lanzado la idea, su puesta en práctica algún día será lograda. Es una ley natural.

miércoles, 13 de octubre de 2010

-¿Calidad, Cantidad?-


La asociación para la defensa de animales no humanos, ha conseguido que el parlamento catalán votase por mayoría, la prohibición de la fiesta nacional de toros en Cataluña.

¿Cuántos toros podrían ser lidiados al año en esa comunidad?.

Si contamos a tres toreros por día y dos toros por torero, se obtendría seis toros por día de espectáculo que multiplicado por trece corridas celebradas, un total de setenta y ocho toros sacrificados. ¡No es la cantidad, es la calidad del sufrimiento lo que importa!, argumentaran algunos. Y tienen razón, a mi manera de ver, los unos y los algunos. Cómo va a ser igual la muerte de un artífice del espectáculo nacional, como Mejías, Manolete o Paquirri, todos ellos de calidad nacional, o Lola Flores, Rocío Jurado, representantes de los tradicionales valores de la mejor calidad de España Cañí.

Como va a ser igual esta calidad si la comparamos con la muerte anual de obreros, o con las de accidentes de tráfico.

La calidad cuenta para algunos, la cantidad también cuenta para otros, como se puede apreciar, la cantidad cuenta menos, pero también cuenta. Esto podría extrapolarse a las víctimas individuales del terrorismo representativas todas ellas de la calidad nacional, si la comparamos con el resto de la población.

Aunque debo añadir, que si necesito comprarme un lápiz o un afila-lápiz que sean de calidad, ambos son -made in germany-.

Si los parlamentos dispersos por el nacional territorio, siguiesen el ejemplo de Cataluña, disminuirían grandemente de un decretazo la calidad española.

No obstante, hay calidades que no lo son y hay cantidades que sí lo son, a veces ocurre lo contrario y otras veces ni una cosa ni la otra. La represión que siguió al golpe de estado militar en 1936, que duró hasta bien entrado los años sesenta, no se menciona la calidad, y muy poco la cantidad.

De otros eventos históricos, solamente se menciona la cantidad, y de otros absolutamente nada. La calidad importa en todo, como en todo importa la cantidad.

Una buena comida se caracteriza por su abundancia, los curas calificaban sus comidas en tres, cuatro o más botones, según la cantidad de ellos que desabrochaban de la sotana. Claro está que también hay quien acude a los modernos locales de cocina de calidad y degustación donde lo que parece importarles a los chef es competir por quien pone menos cantidad y quien pone el mayor precio.

Con respecto a los animales no humanos, esa ley puede traer otras leyes, por aquello “donde hay uno hay dos”.

Se imaginan que la sociedad protectora de animales no humanos insistiesen y los sensibles políticos decidiesen, votar otra ley prohibiendo mantener a los perros atados, como sucede en el rural, y otra ley que prohíba mantener a perros en pisos todo el día encerrados, con un corto paseo solamente para que alivien sus cuerpos de las excrecencias sobrantes.

Si la anterior es una ley antitoros, la de ahora sería una ley antichuchos. Esta ley haría caer al gobierno dejándolo hecho añicos. Pero si además la mencionada asociación, valientemente diese un paso más exigiendo que se prohibiesen tener a las gallinas enjauladas desde su nacimiento, impidiéndoles dormir para aumentar con estos desvelos la producción de huevos.

Si exigiesen a su vez una ley, que prohibiesen mantener a los infelices pajarillos en jaulas, así como todos los demás animales denominados mascotas. Y si los sensibles políticos secundasen la exigencia, esta ley, de proclamarse, no solamente haría caer al gobierno, sino también a la mismísima monarquía, con su corona, cetro de mando y demás prebendas.

Pobrecillos animales zoologizados, pobrecillos infelices granjizados, pobrecillos infelices enjaulados.
 
Tenéis una sociedad de bienestar, pero no tenéis una sociedad de felicidad. A los animales bípedos humanos nos pasa lo mismo, sólo que peor, lo nuestro es voluntario. Una revolución podría liberaros a vosotros y a nosotros. La revolución no está de moda mientras tanto a bienestar.