sábado, 23 de julio de 2011

-Ensalada negra-


La naturaleza, como la vida, se complementa por sus opuestos: Vida-Muerte, Bien-Mal, Dios-Diablo, Día-Noche.

También las personas eligen una u otra postura según su carácter o profesión. El ejecutivo, el comerciante, el esquemático, el ordenado, el carente de imaginación, elegirá el día, quedando la noche para el bohemio, el libertino, el que nada posee y quiere poseer algo, pero, sobre todo, son los poetas los partidarios y señores de la noche.

Una noche, a las cuatro de la madrugada, me hallaba en compañía de tres amigos, uno de ellos poeta y bueno, no vaya a creerse que era un fantasma de café, por estar cerrados todos los locales vinieron a mi casa.

Manuel el poeta, ciego físicamente, y que en el otro sentido lo estaba también, tuvo hambre, en el frigorífico solamente había un buen filete, un trozo de jamón serrano y huevos.

Una persona normal freiría el filete, freiría los huevos y presentaría el jamón. Pero los poetas no son personas normales, son poetas, y los poetas no buscan ni el poder ni el dinero, como las personas normales. Su poder es la imaginación y con cuatro elementos elaboran un mundo ideal, pienso que a los políticos deberían exigirles ser un poco poetas, pero también pienso que eso sería imposible, los políticos son personas normales.

Bajo la dirección del poeta y de su poesía, ejecuté en la cocina sus indicaciones, he aquí la receta:
Cuece los huevos, me dijo secamente, luego añadió: este ingrediente no debe utilizarse si no hay señoras en la comida.

Pica ajo, perejil, un apenas nada de laurel y colócalo sobre el filete, échale algo de especies reunidas, sin pasarse, en la cocina como con las mujeres uno no debe pasarse nunca.

Pon en el fuego una sartén con aceite, para freír tres patatas de tamaño mediano cortadas en forma de rodaja.

Mientras se fríen las patatas, corta en tacos el jamón que dices tener y que yo no veo. Corta en trozos los huevos cocidos y échalos en una fuente, ¿tienes espárragos? –una lata, respondí, ábrela, corta los espárragos en dos y ponlos en la fuente, el agua me la traes en un vaso.

Has de saber que el agua de espárragos además de ser sabrosa, evita el contagio de la estupidez, enfermedad que está haciendo estragos en los españoles.

Se bebió el líquido con avidez, como si estuviese aquejado del mal, con su dedo secó lentamente la comisura de los labios, luego añadió, de todos los males la estupidez es el peor, prevenirse es mejor que lamentarse después.

Si hay aceitunas negras échalas, una vez bien escurridas en la fuente.

Ahora con manteca fríe el filete al punto, quiero decir, que si lo pasas demasiado no tiene sabor, si lo dejas demasiado crudo, encuentras el sabor de la sangre. Si no sabes hacerlo déjate llevar por la intuición. Cuando lo tengas hecho, troceas el filete en trozos y junto con el jamón y las patatas fritas, las pones con las demás cosas.

Manuel se quedó pensando, era como si estuviese dando forma a una metáfora o a una figura literaria. Instantes después añadió, échale abundante mahonesa y revuelve, mezcla todo y pon un tenedor por cada uno de nosotros, vamos a comer una ensalada negra.

Tres botellas de condado tinto nos acompañaron durante la comida y hasta el amanecer.

martes, 12 de julio de 2011

-Los tantatorios-

Sabía que habían aumentado la construcción de tanatorios, sabía que todo ayuntamiento tenía el suyo para satisfacer plenamente las necesidades de los ciudadanos aún después de muertos. Sabía que esta iniciativa de inversión de capital privado producía pingües beneficios a sus propietarios. Lo que no sabía es que abundasen en una cantidad tan grande que me hace pensar en un terrible cataclismo de dimensiones hasta ahora sin referente en la historia.

Thanatos, del antiguo griego, que significa muerte. Tanatorio significa lugar o casa de los muertos, al igual que necrópolis viene de necro-muerte y polís-ciudad, significado, ciudad de los muertos. No soy dado a desplazarme por lugares poblados, procuro conservar la naturaleza animal que llevo en mí, y como animal que soy rehuyo las grandes y hasta las pequeñas poblaciones. A veces, como Zaratustra bajo de las montañas y me mezclo entre mis semejantes y procuro pasar desapercibido imitando todo lo que los demás hacen. Pero la última vez, antes de penetrar en la ciudad, mis ojos se topaban con tanatorios cada pocos pasos, incluso varios de ellos seguidos. ¿Esto no puede ser? –pensaba para mis adentros-. No pueden construirse tanatorios como si fuesen setas en temporada de otoño, a no ser que se estén realizando los preparativos para una catástrofe o pandemia generalizada.

Aun así tan ingente cantidad de construcciones para muertos no tenía lógica alguna. Debían ser construcciones con otro cometido –volví a pensar, remodelando mi juicio-.

Pero la apariencia la tienen de tanatorio, al igual que sus dimensiones, con frontón clásico principal con columnas, muchos de ellos.

Me asaltaba la curiosidad de tal manera, que esta mordía en mí con la ferocidad que muerde el hambre.

A la pregunta del porqué de la abundancia de tanatorios que me parecía una sinrazón, me respondieron que no eran tal cosa. Creí que me encontraba al igual que Don Quijote ante los engaños del mago Festón. Estos son tanatorios afirmé solidamente.

-No señor, no lo son.

-Estos son tanatorios –terqueé seguro de mí mismo.

-Pues no señor no lo son –terquearon también y seguros de sí  mismos.

-¿Qué son pues?

-Son casas de particulares.

-¿Cómo, casas de particulares con apariencia de tanatorios?.

-Sí señor, eso son, aquellas tres delante de las cuales usted acabe de pasar son de abogados y un constructor. Las dos que ve usted allí, un poco antes de la curva del camino, son propiedad de médicos.

-Ahora tengo la explicación del por qué veo a menudo tanto rostros con ausencia de vida.

-No entiendo que quiere usted decir. Me dijeron, al tiempo que sus caras esbozaban una extraña expresión.

-Preguntaba ¿cómo es posible que pueda haber tantas personas con tanto dinero para estas construcciones de tan mal gusto?.

-Sí que las hay, bien se ve, una de esas la quisiéramos para nosotros, respondieron.

-Tengan paciencia, les respondí, que algún día en una parecida habrán de estar.

domingo, 3 de julio de 2011

-Pasaron los años y surgieron los perros-



El frío que antecede a la noche fue ocupando el lugar de la suave temperatura del día, la luz todavía tenía algunas horas de reinado. Los hombres eligieron aquel lugar como el más indicado para instalar el campamento. En poco tiempo todo quedó preparado y el fuego, hecho prontamente por manos hábiles, encendió las hogueras.

Comieron restos de comida del día anterior, hoy la caza no había sido buena. Huesos y desperdicios de comida eran arrojados al suelo, para que chacales y lobos que seguían al grupo tuviesen algo que comer. El ciclo de la vida les era perfectamente conocido, de este ciclo vital dependían, los respetaban y procuraban no romperlo jamás.

Así pasaron los años y las generaciones fueron sucediéndose, pasándose una a otras sus experiencias, sus temores, sus alegrías, sus miedos, sus conocimientos, sus invenciones y mitos.

Y siglos más tarde, milenios tal vez, en el mismo lugar o en lugares distintos, los hombres decidieron acampar ante la proximidad de la noche, con ella llegaría la oscuridad, con ella aparecerían los miedos reales, y los ficticios, surgiría lo desconocido a través de la negrura. Un lobo, tal vez un tigre, o surgirían los dioses malos que se burlan y se ríen de los hombres ahogándolos en dolores infinitos.

Los cuerpos tumbados, dormidas las mentes, los músculos agotados son fortalecidos en un sueño reparador. Y esta noche, como muchas noches pasadas los aullidos y el espanto de los chacales despertaron al grupo que armado, intentará alejar a algún tigre que se acercó demasiado al campamento. Los hombres conocían los aullidos del chacal, los que acaban de oir eran de temor y peligro.

LA CAZA

Otro día, una parte de la tribu fue a la caza del ciervo, toda la mañana siguieron sus pistas. Inexplicablemente ahora habían perdido sus huellas, el animal sintiéndose en peligro, utilizó una perfecta salida. Caminó hacia atrás largo trecho, semejando que caminaba hacia delante para luego correr velozmente por un lado y ocultarse en el bosque.

Los hombres no se explicaban como podían desaparecer las huellas de repente, como podía desaparecer todo vestigio del animal. Los chacales, inseparables seguidores de los hombres, comenzaron a oler y a correr sobre sus propios pasos lanzando aullidos de excitación y cacería. Husmeando seguían las huellas que poco antes habían abandonado, los hombres por primera vez, fueron ellos los que siguieron al chacal y no el chacal al hombre. Los chacales dieron con el rastro verdadero, dándose cuenta del engaño que los ciervos astutamente habían urdido. El hombre supo entonces que el chacal podía ser un buen compañero de caza.

EL PERRO

Años más tarde, tal vez generaciones, uno de los hombres trajo como regalo a sus hijos un cachorrillo de chacal. Para que no escapase lo sujetó a la puerta de la tienda, alimentado y entre caricias y juegos de los niños, el chacal crecía. Con los meses el chacal se hizo fuerte, saludaba amistosamente a los conocidos, gruñendo y siendo agresivo con extraños. El hombre comprendió que tenía entonces un fiel compañero que defendía a los suyos de posibles peligros.

Más crías de chacal fueron entonces criadas en poblados y campamentos, crías que, al hacerse adultos, no sólo defendían el campamento sino que por imitación, costumbre y adiestramiento, ayudaban al hombre en la caza.

Algunos hombres cruzaron chacales con lobos, y de sus crías surgió la raza de los llamados perros lobos procediendo del chacal “canis aureo”, el perro.