martes, 10 de agosto de 2010

-¡Documentación¡-


La realidad a veces nada tiene que ver con los sueños.

A una señal paré el automóvil, el agente me encañonó con la metralleta, tenia el arma a escasos centímetros de mi cabeza.

-Documentación, dijo secamente.

Ante este amenazador asalto legal procuro no perder el temple, cualquier movimiento brusco podría ser mal interpretado y mis sesos quedar esparcidos por los asientos.

Acaso tendré yo cara de un terrible y buscado terrorista, tendré yo cara de cometer un regicidio, un monarquicidio o un coronacidio, que todo viene a ser lo mismo. Creerá que soy miembro de una violenta célula revolucionaria capaz de cometer atentados religiosos, que es como decir un papacidio.

Tendré acaso, cara de ir por libre, cara muy peligrosa, cara incomprensible para el estado y penada a su gusto y placer, poniéndome por esto en el objetivo del agente.

Tal vez piense que el gobierno en bloque, y por separado también, podría ser víctima de un atentado de una persona como yo.

La voz vuelve a oírse nerviosa e imperativa.

Me veo encañonado, no puedo dejar de imaginar una ráfaga de balas en mi cabeza.

En este momento despierto sudoroso, todo habría sido un sueño. Me relajo, poco después estoy dormido.

A una señal paré el automóvil, el agente me encañonó con una metralleta de juguete, iba vestido con ropas de travesti sarasa, únicamente la gorra parecía lo oficial. Documentación, dijo con coquetería.

Ante esta graciosa orden, sonrío amablemente conteniendo a duras penas la risa.

El agente se pone nervioso, aprieta el gatillo y me descarga una ráfaga de agua.

Me despierto sorprendido, todo había sido un sueño.

Me relajo, poco después estoy dormido.

A una señal paré el automóvil, el agente se dirige amablemente a mí. Por favor, tendría la amabilidad de mostrarme su documentación. Extrañado ante esta conducta, no reacciono. El agente se da cuenta, esboza un sonrisa tranquilizadora, y me repite la orden.

En este momento despierto sudoroso, todo había sido un sueño. Me relajo pero no consigo dormirme, no hago más que pensar en como en la realidad no hay agentes travestidos con armas de juguetes de todo a cien, ni agentes amables y de esmerada educación.

La realidad a veces nada tiene que ver con los sueños.