lunes, 24 de enero de 2011

-Hay maneras de vivir igual que hay maneras de escribir-

Esta entrevista nunca ha sido publicada, la realicé a Manuel Rodríguez Ferrero en las últimas horas de la tarde, de un día de verano, creo recordar.

Al día siguiente a primeras horas de la mañana, una llamada telefónica me comunica que Manolín, así era conocido, había fallecido esa misma noche de una forma estúpida en un estúpido accidente de automóvil.

Acudí a su entierro, a Ponferrada con un amigo fotógrafo. Al realizar un cambio de carrete durante las exéquias, el carrete se cae e incomprensiblemente se abre velándose todas las fotografías que se le habían realizado horas antes de su fallecimiento. Ambos habíamos notado algo extraño, indefinido en el rostro de nuestro amigo, como una especie de nube tenue.

Es como si la muerte que ya lo acompañaba, velara la película e impidiese que su rostro fuese mostrado.
Años más tarde, he visto esa misma nube tenue en el rostro de una persona. Ese mismo día falleció en accidente de tráfico.

Sea lo que fuese Manuel Ángel Rodríguez Ferrro “Manolín”, para todos, era un poeta hecho, de hecho y por derecho que hubiera llegado a ser grande, extraordinariamente grande en la tierra, si los dioses no quisiesen tener consigo a los mejores para combatir en el otro lado.

Alejandro: ¿Cuál es tu opinión sobre la poesía actual en Galicia?.

Manolín: La poesía en Galicia no la conozco bien. Pero la poesía actual en Galicia creo que, como la pintura, está llena de metáforas, está llena de colorido y se está metiendo en un camino subjetivo del que va a ser muy difícil salir.

Alejandro: Se habla de la inspiración en la poesía, ¿creés que esto de la inspiración es cierto, o que es una especie de farol que se tiran los poetas y artistas en general?.

Manolín: Bueno, inspiración supongo que existe. Supongo que cuando uno está creando, está inspirado. De todas formas, no sabría decirte exactamente lo que es eso; yo sé que la cosa me funciona de la siguiente manera: cuando yo escribo poesía, lo que intento hacer es atrapar las cosas que se me escapan. ¿Te acuerdas de aquella definición de lo que era la vida?, era lo que uno hacía mientras estaba pensando en hacer otras cosas. Sabes que tu quieres hacer unas cosas determinadas, que quieres una movida determinada. Y mientras piensas en hacer esa movida, estás haciendo una serie de movidas que apenas tienen que ver nada con lo que tu quieres. Bien, entonces la poesía yo la empleo para atrapar esos momentos y tener satisfacción a partir de ellos. Es un poco el querer enriquecer tu vida como otra vida más.

Alejandro: ¿Utilizas la poesía como revulsivo social o la tomas como un proceso puramente estético?.

Manolín: Es muy importante como revulsivo social, siempre que estés jodido por algo y tengas que decir algo. De todas formas yo las tomo como elemento estético, como posibilidad de crear una estructura bella; no emplear la piedra ni emplear los colores, sino emplear la palabra, que puede ser piedra y colores.

Alejandro: En tus libros, inéditos, he visto que, aunque no respodnen a un esquema social, pones en duda los esquemas de comportamiento cotidiano; hay una poesía muy sincera, muy visceral con muchas figuras; es una historia cada poema; supera un poco la estética.

Manolín: Sí, cada historia ha de tener una vitalidad, porque ¿cómo le cuentas tú a alguien una historia que sea poesía, si no es impactante, si no tiene vitalidad? No le puedes dar liviandades; hay que darle algo fuerte, algo, como tu dices, roquero, algo heavy, algo visceral, sobre todo, una gran capacidad de concentración. Como decía Kerouac: “Ver la imagen más que pensar con la palabra”.

Alejandro: Quizá, para leer tus poemas, haya que haber vivido cierto tipo de experiencias, de situaciones. ¿O no? ¿O es el que las escribe el que tiene que haberlas vivido?.

Manolín: Bueno, dentro de la vida tienes que pasar por tus experiencias, por tus vivencias. Algunas son positivas, son buenas; otras no merece la pena haberlas vivido, pero dejan huella siempre, de todas formas. Recuerdo una vez un tío que, cuando se enteró que yo había estado en la cárcel, va y me dice: ¡coño! ¡pues debió de ser una experiencia muy interesante!, y yo le dije que también podría ser una experiencia muy interesante tener una madre puta.

Alejandro: Hablemos de la cárcel ¿Cuántas veces estuviste en la cárcel?.

Manolín: Tres veces.

Alejandro: ¿Mucho tiempo?.

Manolín: Poco, poco; he tenido suerte, porque mi familia, en aquellos momentos tuvo dinero para ponerme un buen abogado que supiera trabajar el asunto de modo que las cosas me fueran mejor.

Alejandro: ¿Por qué habías ido?.

Manolín: Drogas, que es lo que está pasando ahora. Ahora ya no se encarcela a la gente por política ni nada de esto; ahora son las drogas y no saben lo que hacer: las penalizan; las despenalizan ¡andan despistadísimos! ¡Buf!. Ya sabes lo que pasa, últimamente con lo de la droga: han tomado un informe médico de 1977, me parece, para penalizarla más que lo que estaba en la situación anterior.

Alejandro: ¿Tiene algo que ver la droga con la bohemia, con el poeta bohemio? ¿La droga, el alcohol en dosis masivas o como alucinógeno para el poeta bohemio?.

Manolín: Hay maneras de vivir igual que hay maneras de escribir y hay maneras de iniciarse con respecto a la vivencia. Tú sabes que en la vida hay grandes poetas que se han drogado y otros que no y han sido también grandes y tanto unos como otros están ahí; depende de los gustos personales.

Alejandro: Ahora todavía tienes un juicio pendiente ¿O ya no?.

Manolín:

Alejandro: ¿Por qué no has publicado nunca ninguno de tus libros?.

Manolín: Es curioso. A veces también me lo pregunto yo. Porque oportunidades he tenido, pero las he despreciado. Supongo que debe ser porque primero tenía que poner las pelas y, aunque las tenía, hubo momentos en que me apetecía ponerlas y estuve a punto de hacerlo, pero luego pasé de ponerlas, porque tuve problemas económicos. Así, entre unas cosas y otras, como nadie me ha ofrecido publicar en ninguna parte de forma gratuita, de momento tampoco estoy dispuesto a poner dinero.

Alejandro: ¿Has hecho recitales públicos de tus poemas?.

Manolín: Bueno: muy poquitos, muy poquitos, para amigos.

Alejandro: Has publicado, sin embargo, poemas en algunas revistas como Catarsis, Xentil, fanzine Quincalla Fina. ¿Nunca has publicado en alguna revista, digamos comercial?.

Manolín: La única, tal vez el “Paisaje” en Vitoria, y también creo que salió algo mío en el “Patito Feo” de Ferrol, aunque no estoy seguro, porque todavía no me llegó el número. Es lo único que, hasta ahora, he publicado, pero eran unos poemas de urgencias que necesitaba publicar, porque necesitaba publicar, porque necesitaba expresar algo que me estaba sucediendo. Pero nunca me he movido demasiado; soy feliz escribiendo y lo otro pienso que se debe dar por añadidura y un poco por sorpresa.

Alejandro: ¿Que haces ahora?.

Manolín: Trabajo, trabajo muchas horas, y me queda poco tiempo para escribir y concentrarme, y, bueno ¡debe ser que la inspiración no funciona!.

Alejandro: ¿Crees que debería haber alguna ayuda para el que se dedicara a escribir?. Porque, en España, el trabajo de creación e intelectual está muy subvalorado.

Manolín: Por supuesto, por supuesto que debería haber más ayuda, ayuda a toda persona que produjese de una forma regular una cantidad de literatura suficiente, debería de apoyársele con un sueldo. Claro que él tendría que demostrar que ese sueldo lo está ganado. Si no lo demuestra ese sueldo no tiene por qué serle pagado. Pero, si produce, pienso que sí deberían de pagárselo, para que después el público y aquellos que le pagan puedan disfrutar libremente de su creación.

Alejandro: ¿Que podría ser? comida, vestido y dormida gratis y asegurada.

Manolín: Más o menos así, más o menos eso.

Alejandro: ¿Quizá los ayuntamientos de cada pueblo, de cada ciudad...?.

Manolín: Pienso que el estado, sobre todo por parte del Ministerio de Cultura.

Alejandro: ¿Pero que eso lo canalizasen los municipios sería mucho más aceptable potenciar de esta manera la creación y no con grandes premios?.

Manolín: Bueno, de donde venga.

Alejandro: ¿Habría calidad en este sistema de ayuda o de potenciación o del respaldo al poeta?.

Manolín: En cuanto a la creación la calidad tiene que ser evidente.

Alejandro: ¿Quien puede ver esta evidencia?.

Manolín: El efecto que te produce.

Alejandro: Pero el poema produce efectos diferentes según sean las personas.

Manolín: Exactamente, pero, así como hay poemas que no producen ningún efecto, no quieren decir nada, no significan nada, sino que simplemente son un desahogo o un canto amoroso o un canto a una flor, uno se da cuenta cuando una cosa es buena o es mala, independientemente del tema.

Alejandro: Por ejemplo. ¿A ti te importaría trabajar cuatro horas diarias y tener el resto del día para dedicarlo a la poesía?.

Manolín: Lo que se necesita es un tiempo. Tener un horario en el cual tu puedas crear, escribir o decir algo y tener alguna actividad física, un trabajo o lo que sea, pero remunerado, algo que más o menos te alcance para vivir.

Alejandro: Podría ser un trabajo que el Ayuntamiento procurase a los creadores. Cuatro horas diarias, por ejemplo, y el resto de las horas que se dedicasen a la creación poética.

Manolín: Podría ser.

Alejandro: Es una medida paliativa de este tipo de gastos.

Manolín: Lo que pasa es que, excluyendo los momentos de sueño, que suelen ser buenos momentos, y excluyendo las horas que te vayan a pagar mientras tu está haciendo tus trabajos físicos, que podrían ser las que fueran, cuantas más horas más dinero. El resto del tiempo la vida misma tenía que ser poesía.

Alejandro: ¿Cuantos libros tienes escritos?.

Manolín: un mogollón, creo que cerca de la veintena.

Alejandro: ¿Cuales son los que quieres más?.

Manolín: Yo, un poco como los cantantes, quiero más siempre el último disco que he grabado, en este caso el último libro que he escrito. De todas formas cuantos más antiguos son mis libros más los vuelvo a releer y en algún momento necesitan algún retoque. A veces me sorprendo a mí mismo pensando cómo puede haber escrito aquello que a mí me flipa, porque a mi me gusta lo que escribo y me extraña que yo haya podido escribir aquello.

Alejandro: Dicen que tienes faltas de ortografía.

Manolín: Sí, se da el caso de que no memorizo algunas cosas muy bien: rimas, fórmulas matemáticas, números, reglas como por ejemplo, las de ortografía, no he sido capaz de memorizarlas, siempre me olvido de ellas. Cuando me pongo a escribir pienso solamente en lo que estoy escribiendo y no pienso nada en la ortografía, o sea que puedo poner palabras con una ortografía totalmente cambiada, pero sin darme cuenta, y una vez que las vuelvo a corregir me doy cuenta que no tengo nin puta idea de ortografía y, entonces, las dejo así. Siempre hay algún amigote que me echa alguna manita para corregir.

Alejandro: Sin embargo los compañeros de colegio que no tenían faltas de ortografía no escriben poemas.

Manolín: Algo así sucede.

Alejandro: Todos están empleados en bancos normalmente ¿no?.

Manolín: En bancos. Unos tienen unas motos preciosas que les han llegado a costar un millón de pesetas, y unas novias muy guapas.

Alejandro: ¿Qué representa la mujer en tu poesía?.

Manolín: Yo creo que si no existiera la mujer no escribiría poesía, porque es el deseo, y el poema está creado siempre por un deseo, y la mujer es un deseo. ¿Te acuerdas del libro de Luis Cernuda, “La realidad y el deseo”?, pues es un poco eso, Cernuda sabía mucho de eso.

Alejandro: ¿Cuáles son tus poetas, tus autores preferidos?.

Manolín: ¡Uf! Hay gente tan buena que es obvio hablar ya de ella. Pero entre la gente que más me gusta y que se lee menos, de los españoles, Luis Cernuda, y si quieres algún extranjero que me haya fascinado Arthur Numbich, Vladimir Joloc, hay unos cuantos más, pero es absurdo decir nombres. Yo creo que las preferencias las sientes en el momento en que estás leyendo, porque te produce un placer que, después vuelves a cambiar por cualquier otro. De todas formas, los escritores y los poetas pienso que pueden ser personas fascinantes.

Alejandro: ¿Te has presentado a algún concurso?.

Manolín: No.

Alejandro: ¿Que opinas de los concursos de poesía?.

Manolín: Que los premios se los dan a los amigos.

Alejandro: ¿Cuantos años llevas escribiendo poesía?.

Manolín: Desde los siete. Tengo treinta y uno.

Alejandro: ¿Es difícil la vida de un poeta?.

Manolín: La dificultad de la vida estriba en la economía que tengas, pero la vida del poeta, si no es difícil, es bastante mala. Normalmente suelen tomarse la vida muy a pecho, y ese “A pecho” lo covierten en algo personal, y entonces, generalmente, si no lo muestran hacia afuera, por dentro deben llevar una procesión bastante mala.

Alejandro: ¿La misión del poeta debe ser la del filósofo, la del visionario o la de un escritor puramente estético?.

Manolín: Las tres cosas. La estética, porque la poesía tiene que ser estética, tiene que ser bella, tiene que ser una escultura de palabras. Visionario porque si no eres visionario no tienes capacidad para contar nada a nadie y, sobre todo, para enseñarle, porque, si no le enseñas nada, no merece la pena escribir, porque entonces. ¿Para quien escribes?. Escribes para ti, para desahogarte, pero para eso, también se hacen pajas. ¿Cuál era la tercera cuestión?.

Alejandro: El filósofo.

Manolín: El filósofo... La poesía tiene que llevar la filosofía individual del poeta. Todos los poetas somos filósofos, tenemos una forma de pensar, de ver las cosas y así la transmitimos. No puede existir un poeta sin su filosofía.

Alejandro: Un poeta no suele ser una persona práctica. Normalmente no suele suceder ...

Manolín: Generalmente ama las causas perdidas; a grandes rasgos ama las causas perdidas con una pasión tan grande que, como decía León Felipe, “morir por Dulcinea”. Don Quijote tenía razón: merece la pena morir por Dulcinea. Seguro que Dulcinea era la tía más hermosa del mundo.

Alejandro: ¿Que opinas del ambiente poético que hay por Vigo?.

Manolín: ¿Lo hay?.

Alejandro: ¿Que dirías a la gente joven que no lee poesía y que dice que no la entiende o que no se han atrevido a leerla?.

Manolín: Bien, para que la lectura resulte excitante, resulte un placer, hay que leer mucho, pasarse muchos años sin que la lectura resulte placer. Una vez que se convierte en placer ya no tienes que decirle nada, en cuanto a la poesía (me refería antes a la lectura en general), en cuanto a la poesía hay que ser pacientes, hay que ser pacientes con la poesía por que la poesía es dúctil y maleable, es como el agua: se escapa, corre, corre por dentro de ti, por fuera, te puede inundar de muy diversas formas, y también suele suceder que no te dice nada, no te dice nada porque tú no estás para eso. Muchas veces dices: ¡Coño! Leerme este poema pero no comprenden. Hay que quedarse con lo que uno lee, y quedarse bien. Dicen que uno lee y todo queda en el subconsciente. A ver si inventamos esa pastilla que nos haga traer todo lo que tenemos en el subconsciente al consciente. Estoy seguro de que la mayor parte del día nos la pasaríamos recitando poemas que llevamos dentro y que alguna vez leímos. Creo que todos nosotros debemos tener nuestra canción y componer nuestra canción, por eso también pienso que todos somos poetas, nuestros poetas porque todos necesitamos de nuestra canción.

Alejandro: Casi estás diciendo que en las escuelas, en lugar de enseñar a leer han matado la forma de comprender la lectura. Saber leer es algo que no enseñan en las escuelas, es algo que se aprende más tarde.

Manolín: Sí, sí, sí, porque verás: en la escuela te enseñan una técnica de lectura, es decir, te enseñan a leer, pero después, apreciar lo que lees, eso depende de ti, para eso necesitas un esfuerzo que ya depende de ti, si tú quieres leer para informarte o para saber que allí hay una tienda o hay un bar o hay una librería o hay un cine, pues bien, has aprendido a leer y tú sabes que allí hay una tienda o un bar o una librería o un cine, pero si te pones a leer algo y quieres asimilarlo o para recibir una información y asimilarla o para aprender algo y asimilarlo o para expansionarte con algo bello que tú necesitas como necesitas el pan... para esto tienes que poner mucho de ti cuando estás leyendo.

Alejandro: ¿Que tipo de poesía, qué tipo de poemas estás haciendo ahora?.

Manolín: Mira, si te digo que siempre pienso continuar... el próximo libro que estoy pensando es un libro que voy a crear de una forma vanguardista, incluso el título es una onomatopeya: “Chás-Plás, chás-plás”, significa que la cosa está bien, más o menos, o que está hecha o que está ya a punto de hacerse y corre ya por los cauces normales. En la calle se dice “Chás-plás”, yo quiero utilizar para un título de un libro de poemas esta onomatopeya porque pienso hacer una poesía desinteresada, graciosa, alegre. Eso es lo que quiero hacer a continuación, es una cosa tremendamente lírica. Hace poco murió mi padre y se la dedico a él. Son unos poemas en prosa que están entre el “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez y “El jardinero” de Rabindranaht Tagore, con un poco menos de lírica y un poco más de mala Hostia, pero con mucha lasitud, con mucha tranquilidad. Yo lo titulo “lasitud” y es la última parte del libro que estoy escribiendo y que titulo “La balanza de los días”.

Alejandro: La poesía, el poeta, a veces se contradice con las leyes, con las normas de vida establecidas. ¿Cuál es tu opinión al respecto?.

Manolín: Hace tiempo que la tengo y me parece curioso que me la preguntes porque quiero soltarla, es una definición que todos los estudiantes de Derecho saben, y todos los profesionales de la aplicación de la Ley también saben. Saben, pero se olvidan con frecuencia que la Ley, cuando es injusta, el individuo no solamente tiene el derecho de transgredirla, sino también la obligación, y ¡Hay tantas leyes injustas!, aunque tal vez no haya muchas leyes injustas, lo que sí hay es una aplicación injusta de la Ley. Todo depende de los padrinos que se tengan, tú bien sabes, del dinero, etc....

Alejandro: Y de un un buen abogado.

Manolín: Y de un buen abogado, que es buen abogado en la medida que controle más que los demás abogados. Es el mundillo y ellos lo conocen. Es un mundillo que... eso sí que es una sociedad secreta, no los Rosa Cruz, ni los masones.

Alejandro: Si un poeta publica sus libros de poemas. ¿Le puede dar dinero eso o no?.

Manolín: No tengo experiencia.

Alejandro: ¿Te gustaría publicar alguno de tus libros?. ¿El último tal vez?.

Manolín: Cualquiera, incluso antologías, pero sí me gustaría publicar un tomo bien gordo, un tomo muy gordo, no sé, un tomo de muchos poemas, pienso que el poeta, desde que empieza a hacer poesía hasta que se muere, todo es un solo libro, dividido en muchos libros, me remito a Hojas de Hierba de Walt Wiltman, debería ser así la poesía, porque es la propia vida del poeta, es un continuum.

domingo, 9 de enero de 2011

-Viajar: el conocimiento directo de las gentes-

No es ningún profesional del ciclismo, tampoco intenta batir records de tiempo o distancias.

Es simplemente un viajero al viejo estilo, un auténtico viajero que se desplaza lentamente rehusando el tan cacareado progreso-orgullo de nuestra civilización, materializado en automóviles, trenes o aviones. Su medio de locomoción es la bicicleta. Veintitrés años, bretón, se llama Gerard Cherrueau. Su primer viaje lo realizó a los 16 años recorriendo en solitario Bretaña, y llegando hasta el país vasco francés.

Tres años mas tarde, y sin haber cumplido los 20 años, recorrió en bicicleta países tan diferentes en sus lenguas, cultura y costumbres como, Suiza, Italia, Yugoslavia, Grecia, Egipto, Israel, la zona del Mar Muerto, Chipre y Siria.

Los enumera señalando su recorrido con el dedo en el mapa, sonriendo ante mi asombro, y en un castellano encantador por su ingenuidad y simpleza. Añade: es muy fácil, sólo es ponerse a hacerlos.

Alejandro: Las agencias de viajes ofrecen, recreo, comodidad y placer a sus clientes, ¿qué motivos te mueven para viajar como tú lo haces, qué buscas con ello?.

Gerard: Bueno, es una cosa curiosa los motivos y difícil de explicar. Tengo necesidad de espacios no acotados para mi espíritu. Intenté suplir esto con la lectura, con los libros, pero es difícil de engañar a un espíritu como el mío, amante de la libertad.

En lo referente a lo que busco, no lo sé con certeza. Casi pudiera decir que no busco, sino que encuentro.

Hace años creía que la cultura se hallaba en los monumentos de piedra, en museos, en palacios. Con el tiempo me fue dando cuenta que estaba equivocado, que me habían engañado en los colegios. Los valores culturales se encuentran en el hombre. Los monumentos, son manifestaciones egocéntricas de los estados y de las naciones. Pretenden con ello parar el tiempo y oponerse al decurso de la humanidad y de la historia.

Alejandro: ¿Quieres decir que los intelectuales no sólo desconocen, sino que se separan voluntariamente de la cultura?.

Gerard: Eso mismo, tu lo has expresado mejor que yo. El intelectual hace de sus conocimientos una profesión, un trabajo, y como tal pierde encanto y elevación espiritual, el romanticismo y la utopía no tienen cabida en su sabiduría.

El viajar lentamente en mi bicicleta con mis propias fuerzas, el conocimiento directo de las gentes, me ha llevado a esta conclusión.

Alejandro: Pero en Egipto habrás visto las pirámides.

Gerard: por supuesto, las he visto y tocado, son realmente impresionantes, en Grecia he visitado y dormido en la acrópolis, he dormido también en las ruinas de Jericó, he rodeado el Mar Muerto. En Israel, la mejor guía es seguir la biblia, ella indica lo que ha ocurrido en cada lugar.

En cada lugar veo lo que hay que ver, pero no puedo comparar las sugerencias artísticas con las vivencias y la experiencia de haber pasado quince días con los beduinos en el desierto.

Alejandro: Tienen fama los beduinos de ladrones y violentos.

Gerard: Son la gente más hospitalaria que he encontrado. No he visto durante ese tiempo signo alguno de violencia ni de robos. Mi encuentro fue casual, ofrecí agua a una mujer cerca de un pozo, me hizo señas y me condujo a su campamento a un par de horas de camino por el desierto.

El agua es más valiosa que el oro, ofrecerla es amistad, la hospitalidad en el beduino es sagrada.

Alejandro: Por qué utilizas en tus desplazamientos la bicicleta.

Gerard: Es cómoda, es económica ya que no utilizas combustible, es lenta en el viaje, con lo que te das cuenta de lo que te rodea. De esta forma es como si la geografía y el territorio que visitas te fuese integrando lentamente, recogiéndote como un nuevo hijo.

Puedo hacer doscientos kilómetros diarios, normalmente hago alrededor de 60 a 80 km el día de viaje.

Si un lugar me agrada, me quedo en él hasta que me canso, entonces cojo la tienda y mis bultos y me voy siguiendo la ruta prefijada.

Alejandro: Es curioso el viajar en bicicleta distancias tan largas y países tan diferentes, pero todavía es más curioso, el hacerlo sin compañía, en solitario.

Gerard: No, yo no me hago a la idea de viajar con alguien, tendría que adaptarme a su ritmo de viaje, o él al mío. Tal vez porque no he encontrado un compañero de mi gusto. La compañía la encuentro sin problemas, las gentes son menos ariscas de lo que se piensa. Creo que son ellos los que necesitan más compañía que yo.

Alejandro: ¿Cuánto tienes previsto para cada viaje?.

Gerard: Calculo un tiempo como orientación para mí, no es un tiempo real. El tiempo real por el que me manejo es hasta que se me acabe el dinero.

Hay quien ha dado la vuelta al mundo en bicicleta, otros lo han imitado haciendo el mismo recorrido en menos tiempo. Yo intento viajar con el mayor tiempo posible.

Alejandro: Todo viaje lleva consigo una inversión económica ¿Cómo consigues el dinero?.

Gerard: Aunque tengo pocas necesidades, la tienda y el saco evitan los gastos de hoteles y pensiones. Es necesario el dinero para comer y relacionarse. Me alimento de abundante fruta, a veces hago mi propia comida, otras veces voy a restaurantes.

Este dinero lo obtengo trabajando parte del año, son trabajos ocasionales, que junto con un par de mees en la vendimia en Suiza consigo una cantidad con la que cubro mis necesidades.

Enlazaría esto que digo, con la pregunta de cuáles eran los motivos de mis viajes, diciendo que no me resigno a que el estado encasille mi vida en un trabajo fijo. Me gusta la actividad, pero una actividad enfocada hacia un mundo diferente, los trabajos y las profesiones en mi país como en todos los demás países están enfocados a perpetuar y a perfeccionar la sociedad en el aspecto económico, industrial y político, no ha mejorarlo teniendo como base y principio a sus habitantes.

Alejandro: Que secretos o trucos utilizas en los viajes.

Gerard: No comprendo.

Alejandro: Quiero decir si utilizas una técnica de selección de lugares por los que pasarás, elegirás lugares para montar la tienda…

Gerard: ¡Ah!, si claro, poseo mapas detallados de carreteras, de cada país. Antes de mi salida me documento tanto geográficamente como sociológicamente con el país que voy a visitar, elaboro con ello una ruta con amplios márgenes de desplazamientos imprevistos.

Suelo acampar donde haya un río, de esta forma puedo lavarme, y lavar la ropa que pueda tener sucia.

El equipo que llevo conmigo es la bicicleta, la tienda y el saco de dormir que es de buena calidad.

La ropa que llevo, es de colores oscuros, ello contribuye a que el polvo se note menos. Un pantalón o una camiseta blanca, estaría totalmente sucia en un par de horas de viaje.

Son pequeña normas lógicas, que todo el mundo sabe.

Alejandro: No todo el mundo sabe estas cosas.

Gerard: Bueno, es cierto, no todo el mundo suele viajar en bicicleta.

Alejandro: Cómo entras en relación con las gentes.

Gerard: Es muy fácil, surge por sí solo. Preguntas donde puedes dejar la bicicleta en lugar seguro, uno te dice un sitio, otro te propone otra cosa, les explicas lo que necesitas y te lo solucionan sin problemas. Sin darte cuenta ya tienes unos posibles amigos.

También pido hospitalidad, es una costumbre antiquísima. Al caminante se le daba de dormir y de comer para que siguiese camino al día siguiente. Es una costumbre hermosa, solidaria, que hermana al hombre. Es una lástima que se esté perdiendo este hábito, que debiera ser sagrado, tanto para el que lo hace como para el que lo pide.

Alejandro: La tristeza y la soledad habrá mordido alguna vez en ti.

Gerard: No, no, no tienes tiempo. Cuando estás en un lugar diferente, conociendo a nuevas gentes cada día, jamás te sientes solo. La tristeza, si que me embarga a veces, cuando ello ocurre escribo largas cartas a los amigos, a la familia, es el lazo de unión psicológica con mi tierra, así calmo un poco la morriña como le llaman en Galicia.

Alejandro: ¿Qué accidentes has tenido? Supongo que cuarenta mil km en bicicleta es casi un milagro no tener accidentes.

Gerard: He tenido uno sólo, y fue en Galicia en un pueblo de Lugo llamado Friol, un bache me hizo saltar, y golpeé la cara contra el asfalto. Tengo una cicatriz que dicen que me da un aire curtido, un encanto de hombre de mundo.

Tengo por añadir, que a pesar de ser un aparatoso accidente, las consecuencias fueron agradables. Ese mismo día el ATS que me atendió me invitó a una fiesta, antes me había prohibido beber alcohol. Lugo me levantó la prohibición, y de noche todo el grupo fue a bañarse al río. Yo me bañé con tal de no mojarme el vendaje de la cabeza.

Después de una semana en Friol, me llevaron a conocer Santiago, Santiago es una maravilla.

En Siria me caí por unas escaleras y me rompí una pierna. En Israel me persiguieron unos perros salvajes en una carretera solitaria. En Egipto una vez la noche me cogió en un descampado y dormí debajo de un puente, al despertarme tenía sobre mí a un hombre ahorcado.

Alejandro: Te quedaste bastante tiempo en Santiago.

Gerard: No tenía previsto tanto tiempo en una sola ciudad, pero es que Santiago, es una auténtica ciudad estudiantil, con una carácter de estudiante casi medieval. Por sus calles veía a la moderna a François Villon, a Rabelais, a los estudiantes Goliardos cantando los karminas.

Es muy buena gente, y encantadora, aunque me han dicho que ha cambiado mucho, que ha disminuido la concepción crítica del estudio. Parece ser que en otra época se leía y se hablaba más en los bares, que el estudiante era un loco romántico, un utopista convencido.

Alejandro: Eso es cierto, el estudiante de Santiago ha cambiado y lo han cambiado, esperemos que pronto se cambien las posturas. Hace unos años el estudiante en Santiago poseía un bagaje cultural, adquirido al margen de la universidad y fuera de las aulas.

Gerard: Sí, eso es lo que he notado todavía ahora, la gente más interesante, preocupada por el mundo que los rodea, por el arte por el hombre en general, que poseían una buena y sólida formación, no destacaban en los expedientes académicos, incluso suspendían. He conocido estudiantes de brillantes notas, que tenían opiniones infantiles del mundo, del hombre y de la sociedad.

Es difícil hacer un tipo de vida en Santiago, Santiago envuelve en un vértigo delicioso de locura colectiva, de estudiante contracultural.

Con un poco de tristeza abandonaré esta ciudad.

Alejandro: Te diriges a Portugal y de ahí a África.

Gerard: Sí, de Portugal pasaré a Marruecos, Argelia, Níger, Alto Volta, Malí, Costa de Marfil, Ghana, Dahomei, hasta Camerún. Hasta ahí tengo el recorrido trazado; a partir de ahí son planes futuros o imprevisibles.

Que tengas suerte, que disfrutes y que nada malo te suceda.

En el año 1981 conocí a Gerard Cherraueau, por aquellos años ni la iglesia católica, ni el estado, habían puesto aún de moda el camino de Santiago, los peregrinos eran rarísimos. Al tratar a Gerard, decidí realizarle esta entrevista, ambos éramos jóvenes. Recuerdo con placer tomar notas de sus palabras en mi cuaderno. La entrevista fue publicada. Como es una entrevista curiosa a un personaje que más parece de película, la rescato del olvido y de nuevo la internetciclocirculo.
Y como no lo he vuelto a ver, si esto llega a tus manos, en este caso a tus ojos, recibe un fuerte y virtual abrazo.
Alejandro

domingo, 2 de enero de 2011

-La Crisis se ha Ido-



Las crisis económicas son cíclicas, cada cierto tiempo se producen desajustes económicos localizados parcialmente en regiones del globo. Otros ciclos de crisis son mundiales, afectando por un igual a prácticamente todas las naciones.

El porqué se producen las grandes crisis que llevan a multitud de pequeñas, medianas y grandes empresas a la quiebra, parece ser un gran enigma.

Las crisis mundiales arrastran a la ruina a muchos financieros así como a toda la tropa de inversores que en ellos confiaban. La población padece y sufre las carencias con estoicismo de manual. La miseria el pueblo la tiene impresa en sus genes, cuando tiene abundancia todo lo olvida, cuando vuelve la penuria extrae de sí la resistencia ante la adversidad.

Durante la época de bonanza económica, las medianas empresas se transformaron en grandes, las grandes en multinacionales. Nuevos empresarios aparecen en la palestra del combate económico mundial. Algunos de ellos son industriales pioneros en los nuevos avances tecnológicos, otros en la explotación o comercialización de los recursos ya existentes.

La economía mundial que se encontraba detentada en un puñado de familias, ve como su poder sobre el control de la economía del planeta comienza a dispersarse y esta visión no es grata a sus intereses. La economía puede dispersarse, pero el control de ella no están dispuestos a abandonarlo, de ahí que dando un golpe de timón, la nave económica toma un rumbo distinto al anterior. Estas poderosas familias emparentadas económicamente entre sí, desestabilizan gobiernos, producen golpes de estado, guerras, atentados terroristas y crean terroristas reales o ficticios del signo que más les convengan.

Una vez producida la crisis por los múltiples mecanismos con los que la maquinaria financiera económica actúa, las familias controladoras reabsorben el mercado nuevamente, succionan las empresas innovadoras, volviendo a acaparar el control económico mundial. Entonces comienzan a aparecer lentamente los calefactores que habían desaparecido y de los que nadie conocía su paradero. Es como si se obrase el cristianísimo y multiplicador milagro de los panes y los peces, como describen los judeocristianos en su biblia. ¿Porqué será que judíos y cristianos saben tanto de dinero?. Entonces y solamente entonces está finalizada la crisis y da comienzo la recuperación, con la salvedad que habrá países que serán castigados por tener un régimen que no les es afín a sus intereses.

Las crisis económicas son cíclicas. Cíclicamente programadas.