jueves, 17 de febrero de 2011

-Consecuencias del Fumar-


Los gobernantes españoles del siglo XXI han dictado leyes con penas a todos aquellos que fumen y permitan fumar en locales públicos.

Prohibido está también hacerlo en recintos oficiales, incluyendo el espacio que rodea a los edificios.

Cuando las tropas que acompañaban a los conquistadores de las Américas, volvían al suelo patrio de sus aldeas y pueblos, introducían en la boca algo encendido y al retirarlo, expelian diabolicas columnas de  humo por ella y por las fosas nasales. Tal innovación no podía ser otra cosa que producto del maligno, el diablo tenía que estar necesariamente en ellos. La inquisición y los gobernantes de aquél tiempo, dictaron severísimas leyes con penas de cárcel, torturas e incluso la muerte a quien se atreviese a realizar tal demoníaco acto.

Los gobernantes de hoy, más científicos, más sabios, más cultos y sobre todo más considerados, no pretendiendo emular a sus antecesores, solamente han prohibido con penas de multas pecuniarias y cierre de locales.

La historia se repite con las modificaciones que el tiempo y el avance del conocimiento humano impone. Como se puede apreciar, el avance del tiempo es notorio, cuatrocientos años tardan en pasar ciento cuarenta y seis mil días.

El conocimiento humano por su parte no ha avanzada más allá de la media hora. Si anteriormente la intransigencia era monopolio de inquisidores y hombres de iglesia, hoy en día la intransigencia se encuentra extendida en la mayor parte de la población.

A veces me pregunto, si los gobernantes se han vuelto más religiosos a causa de su deficiente sexualidad, gustándole la mortificación y la imposición de prohibiciones sobre sus cabezas o si se han vuelto inquisitoriales y a consecuencia de ello intransigentes.

Sea como sea, exceptuando algunos hosteleros que han alzado su voz, nadie ha protestado. Los hosteleros que lo han hecho ha sido defendiendo sus EURÍSTICOS ingresos, sus protestas no tenían nada de revolucionaria solidaridad, no nos engañemos.

Al penarse con gravosas multas económicas a los propietarios de cafés y restaurantes donde se hubiese fumado, es por democrática ley, que se multe asimismo a jefes, directores, alcaldes, presidentes autonómicos, si alguien fumase en el recinto de los oficiales edificios que estuviesen bajo su gerencia.

¡Eso es absurdo!. Dirá alguno de ustedes, yo les respondo, que tienen razón, que es un absurdo legal que no se haga.

No, que es un absurdo lo que yo escribo. Volverán a decir.

Por mi parte no responderé, pues jamás he conseguido hacerle ver la tontería a un tonto, siendo peor todavía si este tonto además es ciego.

Cuando imagino un militar con su uniforme, todo uniforme él, por fuera y por dentro, con su mente uniforme y plana como el electrocardiograma de un muerto.

Cuando me lo imagino en los momentos que repara las fuerzas perdidas en su agotador trabajo de segador de vidas, no puedo hacerlo más que con el cigarro en una mano y el alcohol en la otra.

Así es como los presentan en los films USA y así es como yo los imagino, imaginación que me fue corroborada en los años en que mozo y a la fuerza me obligaron a ser como ellos, fumé y bebí como ellos, pero no ejercí de segador de vidas porque aquel año no era de cosecha.

Al prohibirse fumar en los recintos cuartelarios ¿Cómo será la imagen del militar español, fotocopia del militar USA?. Si desea fumar tendrá que salir fuera del recinto cuartelario, lo cual le está totalmente prohibido e ingresaría en los calabozos militares acusado de insubordinación, desacato, deserción y quien sabe si hasta acusado de colaboración con banda armada de cigarrillos.

Si se atreviese por otra parte a fumar en el recinto e infraganti cogiesen al militar delincuente, tendrían además que exigirse responsabilidades penales al general dueño de la plaza así como al pertinente ministro de defensa. Y siguiendo el democrático orden, llegaríamos al presidente y al propietario en jefe que no es otro que el último rey de la monarquía de los bobones.

Los gobernantes españoles han dictado leyes, han dictado semejantes leyes porque se que aburrían.

Es bien sabido que a todos aquellos que se aburran, le crecen las orejas.

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