martes, 12 de julio de 2011

-Los tantatorios-

Sabía que habían aumentado la construcción de tanatorios, sabía que todo ayuntamiento tenía el suyo para satisfacer plenamente las necesidades de los ciudadanos aún después de muertos. Sabía que esta iniciativa de inversión de capital privado producía pingües beneficios a sus propietarios. Lo que no sabía es que abundasen en una cantidad tan grande que me hace pensar en un terrible cataclismo de dimensiones hasta ahora sin referente en la historia.

Thanatos, del antiguo griego, que significa muerte. Tanatorio significa lugar o casa de los muertos, al igual que necrópolis viene de necro-muerte y polís-ciudad, significado, ciudad de los muertos. No soy dado a desplazarme por lugares poblados, procuro conservar la naturaleza animal que llevo en mí, y como animal que soy rehuyo las grandes y hasta las pequeñas poblaciones. A veces, como Zaratustra bajo de las montañas y me mezclo entre mis semejantes y procuro pasar desapercibido imitando todo lo que los demás hacen. Pero la última vez, antes de penetrar en la ciudad, mis ojos se topaban con tanatorios cada pocos pasos, incluso varios de ellos seguidos. ¿Esto no puede ser? –pensaba para mis adentros-. No pueden construirse tanatorios como si fuesen setas en temporada de otoño, a no ser que se estén realizando los preparativos para una catástrofe o pandemia generalizada.

Aun así tan ingente cantidad de construcciones para muertos no tenía lógica alguna. Debían ser construcciones con otro cometido –volví a pensar, remodelando mi juicio-.

Pero la apariencia la tienen de tanatorio, al igual que sus dimensiones, con frontón clásico principal con columnas, muchos de ellos.

Me asaltaba la curiosidad de tal manera, que esta mordía en mí con la ferocidad que muerde el hambre.

A la pregunta del porqué de la abundancia de tanatorios que me parecía una sinrazón, me respondieron que no eran tal cosa. Creí que me encontraba al igual que Don Quijote ante los engaños del mago Festón. Estos son tanatorios afirmé solidamente.

-No señor, no lo son.

-Estos son tanatorios –terqueé seguro de mí mismo.

-Pues no señor no lo son –terquearon también y seguros de sí  mismos.

-¿Qué son pues?

-Son casas de particulares.

-¿Cómo, casas de particulares con apariencia de tanatorios?.

-Sí señor, eso son, aquellas tres delante de las cuales usted acabe de pasar son de abogados y un constructor. Las dos que ve usted allí, un poco antes de la curva del camino, son propiedad de médicos.

-Ahora tengo la explicación del por qué veo a menudo tanto rostros con ausencia de vida.

-No entiendo que quiere usted decir. Me dijeron, al tiempo que sus caras esbozaban una extraña expresión.

-Preguntaba ¿cómo es posible que pueda haber tantas personas con tanto dinero para estas construcciones de tan mal gusto?.

-Sí que las hay, bien se ve, una de esas la quisiéramos para nosotros, respondieron.

-Tengan paciencia, les respondí, que algún día en una parecida habrán de estar.

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