domingo, 25 de diciembre de 2011

-Puestos a pensar-


En este mundo hay hechos que parecen extraídos del arte surrealista, del teatro Dada o simplemente son hechos absurdos y ridículos.

Hay también en este mundo hechos que a pesar de lo anteriormente escrito parecen sin sentido ni cometido alguno, digo parecen, pero sí tienen sentido y cometido.

Son las paradojas de la historia o si quieren llamarlo de otra manera, son las ironías de la vida.

¿Recuerdan a Francisco de Asís, aquel que por el siglo XII fundó la Orden de los Franciscanos, dándole el visto bueno, no sin reticencias, el papa Inocencio III, astuto político y sanguinario estadista, sin piedad religiosa ni humana alguna?.

Francisco de Asís fundó la orden con la intención de que sus seguidores no tuvieran casa propia, durmiesen dónde les diesen cobijo y comiesen de la mendicidad, la extrema austeridad predicada no era otra que hacer de contrapeso a las riquezas y ambiciones materiales de los papas y dirigentes de la Iglesia Católica.

A la vuelta de un viaje que realizó para convertir al sultán, cosa que no consiguió, pero que el sultán lo escuchó, no sé si con agrado, pero sí con paciencia, se encontró con que sus seguidores habían construido una casa en la que guarecerse, reunirse y vivir. Francisco, que así podemos llamarlo, porque todavía no era santo, montó en cólera, enfadándose con el puñado de seguidores amigos.

El papa Inocencio, que teniendo de todo, nada tenía de inocencia, intervino indicándole que suavizase las normas de sus costumbres y que fundasen conventos, de no ser así, le iba personalmente a partir el báculo en la crisma.

Como era el papa quien se lo ordenó y como Francisco iba camino de Santo, obedeció. Mientras vivió, la orden franciscana fue ejemplo de pobreza y austeridad, todo hay que decirlo, porque él mismo controlaba que eso así se mantuviese. A los dos años de su muerte es canonizado y elevado al grado de santo. A partir de ahora ya se le puede llamar San Francisco de Asís, al igual que también podemos hablar de San Escribá de Balaguer el fundador del Opus Dei, o de San Juan Pablo II y dentro de poco podremos hacerlo también de San Bobama, premiado con el Novel de la Paz, teniendo como únicos méritos ser medio negro el color de su piel, y llevar un mes de presidente de la nación más belicosa del siglo XX y XXI y que además hace méritos para ser digno del premio dejando permanecer tropas en Irak y Afganistan, conquistando Libia, desestabilizando por medios terroristas a Yemen, e intentando su nuevo objetivo que es invadir Irán.

Volviendo al tema que nos ocupa, a la muerte de San Francisco, su mano derecha el hermano Elías, jefe de la orden, abandona la austeridad original, vive a todo lujo y a todo placer. Se dedican a recolectar seguidores para las dos facciones en lucha fratricida entre las dos familias enfrentadas económicamente Güelfos y Gibelinos.

Sí, efectivamente esas familias que están pensando, las de Romeo y Julieta, ¡viva la cultura, aunque venga del cine!.

Siete años después de fallecer San Francisco se funda la Santa Inquisición, también llamada Tribunal del Santo Oficio, teniendo en numerosos países a los franciscanos a la cabeza de la sanguinaria institución.

También hay que añadir, que a la muerte de San Francisco, hombre bueno, bondadoso y de voluntad inquebrantable, una minoría de sus seguidores llamados “Los espirituales” seguían fieles a las costumbres y enseñanzas de su maestro: pobreza, mendicidad y ayuda a los necesitados. Estos fieles seguidores del santo fueron declarados heréticos en el año 1323 por el papa Juan XXII y quemados vivos.

Una personalidad semejante fue la de Francisco Ferrer i Guardia, anarquista de finales del siglo XIX y que murió asesinado por fusilamiento en 1910. Si el antiguo Francisco predicaba la castidad y el celibato religioso, el moderno Francisco predicaba el amor libre, y es que el amor no puede ser de otra manera ni vivir de otro modo que en libertad. Si el antiguo Francisco predicaba la ignorancia y el analfabetismo, el moderno Francisco, creía en la alfabetización, la cultura y construía escuelas.

Si el antiguo Francisco fundó una orden religiosa basada en la pobreza y conseguir un poco de cielo, el moderno Francisco fundó la institución libre de la enseñanza, para que los hijos de obreros y los obreros mismos aprendieran a leer y a escribir, abriendo sus mentes para conseguir un mundo mejor en la tierra.

Si con el antiguo Francisco colaboró su amigo el papa Gregorio IX, con el moderno Francisco colaboró el célebre geógrafo y discípulo de Humbolt, Eliseo Reclus con su libro “El hombre y la tierra” y también Juan Grave con el encantador libro “Las Aventuras de Nono”, recomendable a todos los niños.

Si al antiguo Francisco su discípulo predilecto y superior de la orden, el hermano Elías le salió rana, echando las buenas intenciones de su creador por tierra, al moderno Francisco su discípulo y amigo nombrado albacea de su fortuna personal, para que continuase su apostólica labor de enseñanza, también le salió rana, guardando el dinero para sí.

Si al antiguo Francisco el buen Dios del amor y bondad le proporcionaba fuerzas para acometer entusiastamente su labor, este mismo Dios del amor y bondad le proporcionaba al moderno Francisco renovadas fuerzas para que cada día acometiera con entusiasmo su apostólica labor de traer luz a las oscurecidas mentes de la clase trabajadora.

Si al antiguo Francisco lo santificó la iglesia a los dos años de su muerte, al moderno Francisco, anarquista y perteneciente al a masonería con el grado treinta y tres, lo fusilaron por orden estatal en el castillo de Montjuic.

Si a la muerte del antiguo Francisco proliferan los conventos de la orden por todo Occidente, a la muerte del moderno Francisco se cierran por orden estatal las escuelas de la Institución Libre de la Enseñanza.

Si los espirituales, los fieles seguidores de las enseñanzas del antiguo Francisco fueron declarados herejes y conducidos vivos a la hoguera, a los colaboradores, anarquistas y amigos del moderno Francisco fueron encarcelados, torturados y aplicándoseles a muchos de ellos la ley de fuga.

En este mundo hay hechos que parecen extraídos del arte surrealista, del teatro Dada o simplemente son hechos absurdos y ridículos.

Un funcionario oficinista, que ahora llaman administrativo, un bedel, o lo que antes llamaban conserje, un municipal, un policía, debe examinarse no sólo de la materia específica, sino que además lo examinan sobre la constitución.

A concejales de ayuntamiento, alcaldes, diputados, políticos, presidentes, asesores y cargos de confianza, no los examinan de nada y mucho menos de la Constitución del país que gobiernan.

¡Un rey inculto, no es más que un burro coronado!. Por si el rey Bobón se da por aludido, diré que la cita es de Juan de Salisbury que vivió en el siglo XII, que fue secretario de tres obispos uno de los cuales fue Beckett, llegando el mismo a obispo de Chartres.

Parafraseando la cita de Juan de Salisbury, ¡un político inculto no es más que un burro gobernando!.

En este mundo hay hechos que parecen extraídos del arte surrealista, del teatro Dada, o simplemente son hechos absurdos y ridículos.

sábado, 3 de diciembre de 2011

¡Votad, Votad, Malditos!

A pesar del derecho que graciosamente me ha concedido el Estado, para utilizar las urnas y participar durante un segundo activamente en la sociedad democrática, no he votado y creo que nunca lo haré.

¿Cómo es que no vota? ¿Seguro que es usted un peligroso anarquista disolvente de las instituciones? Preguntará alguno tan cerrado de mente que por tenerla tan cerrada ni le ha entrado ni le ha salido idea alguna.

Señor cerrado de mente, no soy ni peligroso, ni disolvente de nada.  En lo de anarquista, si entendemos por anarquismo al ideal humano de armonía individual con el resto de los individuos que componen la sociedad, y que este individuo carente de egoísmo se entregue a sus semejantes para facilitar su desarrollo físico, mental y espiritual. Debo reconocer con gran tristeza por mi parte, que no soy anarquista, pero sin tristeza alguna, también reconozco que cada día, cada hora de mi vida que pasa, me acerco un poco más a ese ideal.

Pero si usted entiende lo que por anarquismo le hace entender el Estado, pues mire usted, tampoco lo soy. Simplemente no voto.

No crean que no voto por caprichoso resentimiento, ni por hacerme políticamente original, ni por ir contrariamente del resto de la bien pensante ciudadanía. 

Tampoco crean que no voto por rechazar lo que del Estado venga, porque del Estado vienen otras cosas que no rechazo.

Tampoco crean que no voto porque no conozca personalmente a los candidatos al gobierno, ni porque no conozca ni sepa absolutamente nada de los ministros que habrán de formar su gabinete, ni porque no conozca nada tampoco de sus asesores y colaboradores.

Tampoco crean que la razón de que no vote, sea que opine que los candidatos a los puestos políticos, los considere zafios, incultos e ignorantes.

Tampoco crean que no voto porque al pertenecer a un partido me hago por lo tanto partidista o partidario y consecuentemente me creo enemigos.

Tampoco crean que no voto porque los partidos que no estén instalados en el gobierno, es decir, en la oposición, en lugar de colaborar en la gestión gubernamental, la dificultan de las maneras más marrulleras que pueden. 

Tampoco crean que no voto porque mi voto lo considere superior al de los millones de ciudadanos que malgastan sus vidas en estúpidos programas televisivos. Ni mucho menos porque me considere superior a otros millones de ciudadanos cuya energía mental es únicamente empleada en televisados eventos deportivos. 

Tampoco crean que no acudo a las urnas porque mi voto lo considere superior al de los millones de ciudadanos anteriormente mencionados, y a otros millones más que no han leído un libro en su vida. 

Tampoco crean que no voto porque conozca los trucos, mañas y engaños de la demagógica publicidad política. 

Tampoco crean que no voto porque ningún candidato diga en su programa electoral, que la Casa Real recibirá del Estado,  emolumentos que no superarán el salario base del ciudadano. 

Tampoco crean que no voto porque ningún candidato haya mencionado en su programa electoral que el presidente, ministros, colaboradores y asesores cobrarán emolumentos que no habían de superar el salario base.

Tampoco crean que no voto porque ninguno de ellos lleve en su programa algo que prohiba a todo excargo de gobierno pertenecer al consejo de administración de entidades bancarias, empresas privadas o públicas, nacionales o extranjeras durante al menos diez años después de haber finalizado sus legislaturas. 

Tampoco crean que no voto porque ningún candidato diga en su programa que al menos durante diez años no les permitan a los exgobernantes recibir acciones liberadas de empresas, ni compra de estas, soterradas y a bajo coste. 

Tampoco crean que no voto porque a los gobernantes y exgobernantes no se les hace, a ellos y a sus familiares, una exhaustivo seguimiento económico durante los diez años siguientes a sus mandatos.

Tampoco crean que no voto, porque no crea que la democracia actual, heredada de la democracia platónica y aristotélica sean todas igualmente nefastas y basadas en falsas proposiciones silogísticas.

He aquí uno: “Los apóstoles eran doce, Pedro era un apóstol, entonces Pedro es doce”, que no es falso, pero tampoco es verdad. 

Solamente ejercería ese derecho que graciosamente el Estado me ha concedido, si hubiera una ley inderogable, porque no me fío, ya que quienes las hacen con la misma facilidad las anulan y deshacen. Que regulase con letra grande, sin equivoco y sin letra pequeña ni apartado ni epígrafe alguno, dijese: 

“Que todo candidato que durante su mandato no realizase lo prometido en la campaña electoral, fuese condenado sin atenuantes a largos años de prisión por estafa, engaño y robo premeditado al ciudadano, al pueblo, al país, a la nación y a la patria que tanto dice amar”. 

Entonces y sólo entonces votaría. Estoy convencido que no votaré nunca.

domingo, 30 de octubre de 2011

-El Hombre Lobo-


                                 Él espantado de esto huye y vase
                              a las montañas fieras, donde ahora
                              aúlla, como en vano procurase
                              hablar, y como estaba, está rabioso,
                              y de matar y sangre deseoso
                              su vestidura en pelos se convierte,
                              y los brazos en piernas, y él en lobo.

Así nos transmite Ovidio en su metamorfosis, la transformación de un hombre en lobo. Zeus, padre de los dioses se presentó disfrazado en el palacio de Lycaón, éste lo agasajó dándole de comer carne de un niño, Zeus indignado lo transformó en lobo.

Herodoto, Plinio, Virgilio, nos cuentan transformaciones semejantes. Aquí comienza la licantropía escrita, pero que mucho antes de ser recogida por historiadores y literatos, el pueblo creía y pensaba en ella.

Mitos, leyendas absurdas, tonterías de ignorantes, creencias de incultos y de analfabetos. Mentiras, todo mentiras, pensarán al leer este artículo. Se equivocan, en Galicia en el año 1852, existió un hombre lobo.

EL HOMBRE



Manuel Blanco Romasanta, apodado el tendero, nació en Regueiro una aldea de Esgos, provincia de Ourense. Cuando esto ocurría la aldea constaba de 15 o 20 vecinos, a pesar de existir los apellidos Blanco y Romasanta, nadie recuerda o no quieren recordar que allí nació el hombre lobo.

En este lugar pasó Manuel su infancia entre castaños, abundantes por aquel tiempo.

Se casó Manuel en Regueiro, quedando viudo a los pocos años, se ganaba la vida con el género a cuestas a la venta ambulante de ropa y quincalla.

Era Manuel una caja de virtudes, fue hombre diestro en oficios y mañoso: cordelero, cestero, zapatero, labrador, sabía cocinar, coser, calcetar, buhonero y tendero ambulante, viajero por tierras de León, Galicia, Castilla y Portugal.

Sobre el año 1844 se avecinó en Rebordechao, una aldea de difícil acceso situada en la sierra de San Mamed, ocupándose unas veces en salir con su tienda a cuestas, y otras en servir a todos los que le mandaban, tanto en oficios mujeriles como de hombre. Rezaba el rosario, ayudaba a misa y ejercía varios actos de caridad.

Por esta época tendría sobre los 34 o 35 años, era moreno claro, sus ojos castaños, el cabello negro, mirada dulce, hablador y bien constituido.

Un hombre que ha viajado por Galicia, Portugal y Castilla, es un hombre ilustrado y de mundo, que ha visto, conoce y sabe de muchas cosas.

No había demasiadas carreteras en Galicia, caminos eran todos.El transporte en diligencia o en carruaje era privilegio de ricos y poderosos, costosísimo, era un viaje utilizando la comodidad de aquel tiempo.


¿Qué servicios no habrá prestado Manuel a los vecinos llevando recados, cartas, encargos, nuevas para familiares, conocidos y amigos de otros pueblos?.

Por sus viajes, conocía Manuel muchas historias, por pueblos y aldeas se enteraba de muchas leyendas, cuentos y hechos que en Galicia no se sabe de cierto cuales son ficción y cuales realidad.

En las posadas a la luz y calor del fuego, viendo subir y descender las llamas, oía contar y contaba cosas de muertos, difuntos, aparecidos, santa compaña, pieiros, lobishomes, trasnos, hadas.

Cada cual contaba sus historias, asegurando que eran ciertas y cada cual inventaba una mas gorda y fantástica que la anterior, fascinados se quedaban, aún a sabiendas que era falso. Pero las pupilas están dilatadas y la respiración es queda, lo que se sabe que es falso, ahora ya es realidad. Así es el gallego y muy poco o nada ha cambiado.

PERSEGUIDO HUYE

En el año 1843, un alguacil de León fue a embargarle por deudas contraídas de 600 reales con un comerciante de esa localidad.

El alguacil apareció muerto, acusaron a Manuel de homicidio, este huyó a Rebordechao, sería sobre el otoño de 1844. El juez lo condenó a 10 años de presidio.

Esta acusación es un tanto oscura y sin demasiado fundamento.

El señor Sardo, comerciante de León, ha dicho que Manuel Blanco, vecino de Esgos, era deudor a la casa de 600 reales, lo cual ha sido satisfecho en estos últimos años y en algunas partidas por los hermanos de Manuel que solían recorrer aquél país.

Por toda sospecha, existe la opinión de la mujer del alguacil, al decir que Manuel y su marido habían salido juntos, y al tener noticias de que su marido había sido muerto en un descampado, sospecha de que fuese Manuel el tendero.

Hay más hechos y datos que se entremezclan. El autor de este artículo que ha leído la causa con detenimiento y contrastado las declaraciones, se atreve a decir que Manuel Blanco no asesinó al alguacil.

Manuel se asentó huyendo de la ley en Rebordechao, en la caída de la sierra de San Mamed, concejo de Villar de Barrios, provincia de Ourense.

9 ASESINATOS


Y aquí es donde comienza la increíble historia para unos, sencilla y criminal historia para otros.

Contaba en esta época sobre 35 años, no era mal parecido, servicial, hablador, agudo y algo amaneradillo, todo ello hacía que las mujeres no lo esquivaran y que gustosamente estuviesen a su lado.

Es muy probable que Manuel Blanco, mantuviese relaciones con algunas de las mujeres, de las que más tarde se le acusaría de darles muerte. El tendero no era mal parecido, era joven, como jóvenes eran las mujeres. Cómo sino se atreverían a poner en él confianza.

Confianza hasta tal punto de viajar a solas con él a pié, por solitarios caminos y montes durante días y confiar que él las colocase a servir en buen lugar.

Aconsejó a alguna de ellas, que vendiese lo poco que poseían, incluso él mismo llegó a comprarles algo.

Sabido es que la mayor confianza se adquiere en la intimidad, y es por tanto probable que por ello fuese el tendero ese hombre de intimidad.

Condujo a Manuela García, que tenía una hija llamada Petra, desde Rebordechao a Santander, con el fin de ponerla a servir en casa de clérigos.

Manuel traía cartas y noticias de Manuela y su hija, convenciendo a la hermana de Manuela, Benita para que se fuese junto a su hermana. Llevó a Benita junto con su hijo que tenía nueve años. Esto sería por el año 1847.

De ambas hermanas, son sus hijos respectivos, nada se supo ni se les volvió a ver jamás.

Nada hacía sospechar en las cartas que Manuel les traía, porque el analfabetismo en la España de esos años, estaba tan extendido como la miseria y el hambre. Manuel sabiendo leer y escribir, escribía cartas por algo de dinero a quien lo requiriese. Esta costumbre, necesidad o servicio se realizó hasta no hace muchos años. En la actualidad se acude a los abogados para la redacción de documentos, con importantes sumas de dinero en pago de este servicio.

Unos años más tarde, en 1850, llevó a Antonio Rúa, natural de Rebordechao, con su tierna hija a la que llevaba en brazos por su corta edad. Tampoco a ellas se las volvió a ver.

Esta Antonia Rúa, dejaba en el pueblo a una hija, que a la vuelta del viaje, Manuel Blanco recogió y la tuvo a su cuidado durante año y medio, cuidándola y tratándola como si fuese hija suya.

Después, en junio de 1851, la llevó junto a su madre. Tampoco a la niña volvió a verse más.

El 16 de octubre del año 1850 llevó a José N. García, que tenía 19 o 20 años de edad.

Al año siguiente, el 2 de enero de 1851 llevó a Josefa García, madre del muchacho José N. García junto a su hijo. No volvió a verse más, madre ni hijo.

Que prestigio no tendría Manuel Blanco, para la persona que no ha conocido más que el trabajo y la miseria, mayores males no podría hallarlos en otros lugares y el tendero, apodo con el que se le conocía, no le hablaba de males ni padecimientos en esas tierras, sino de riquezas y buenos dineros ganados fácilmente.

La gente no obstante, comenzó a desconfiar de Manuel el tendero, porque vendía alguna ropa de las personas que había llevado consigo.

Comenzó a decir la gente, “Que Manuel llevaba a las mujeres engañadas, que las metía en la sierra, matábalas y sacábalas el unto para venderlo en las boticas de Portugal”.

La voz comenzó a correrse, y a escondidas se le llamaba el hombre del unto.

El unto es una grasa acumulada en el vientre, esta grasa en el cerdo es muy sustanciosa utilizándose en la elaboración de caldos.

En la creencia del pueblo se estaba seguro, que en las boticas, es decir, las farmacias actuales se utilizaba para ungüentos y preparados farmacéuticos.

De niño recuerdo como los días de feria, cuando venían las gentes de las aldeas, sobre todos los chicos jóvenes, iban con terror a la farmacia y siempre acompañados.

Manuel, durante su estancia en Rebordechao, tenía gran amistad con el cura, a quién no sólo ayudaba a misa y hacía recados, sino que además le sirvió de criado.

Los vecinos declaran ante el juez, que era gran amigo del cura. El cura declara que apenas conoce a Manuel, que su trato con él era como el de con cualquier vecino.

Esto ha sido algo que no logro encajar en la causa. Tal vez el cura quería aislarse del trato con Manuel, o que debido a ser sospechoso de intentar protegerle, negase esa relación amistosa con él.

Lo cierto es que Manuel fuese por comerciar con su tienda, fuese por los comentarios que corrían, fuese porque se dirigía a la siega en Castilla, desapareció de Rebordechao.

Antes de seguir, es necesario mencionar, que más tarde le imputarán el haber dado muerte a Manuel Ferreiro, tendero ambulante como él.

Se le achaca también el intento o la intención de asesinato de Manuel Fernández, de Luis García y María García, vecinos del mismo ayuntamiento.

Manuel viéndose acosado por los rumores de las gentes. Extendido ya el apodo del hombre del unto, por creerse que asesinaba a sus víctimas con el fin de quitarles las mantecas o unto y venderlo con gran lucro en Portugal.

Consigue un pasaporte documento necesario para viajes en esa época, aún dentro del mismo territorio nacional, y se dirige a la siega a Castilla.

En el pueblo de Nombela, partido de Escalona (Toledo), estando en la siega, es reconocido por otros tres segadores vecinos suyos, que ponen en conocimiento del alcalde del lugar, lo que de Manuel se dice y se cree.

Manuel es detenido, declara llamarse Antonio Gómez, de profesión clavador de tachuelas para zapatos, que salió para Castilla el 9 de febrero de 1852, con pasaporte dado en Viana del Bollo.

Se le encontró entre sus cosas, el pasaporte, una bula papal del año 1852 a nombre de Manuel Blanco, un romance impreso de enamorados, un calendario lunar y varias cartas.

 Fue conducido desde Escalona a Verín a pié, este era el medio habitual de traslado de los reos y procesados.

Del viaje nada se sabe, la distancia era enorme y brutal si se hacia forzadamente. Tampoco nada se sabe del humor de los guardias civiles que de puesto en puesto lo dejaban en manos de otros guardias para su traslado.

Llegado a Verín, es interrogado por el juez, y declara su verdadera identidad. No he podido saber si Manuel fue apaleado o torturado en su interrogatorio, la burocracia y deshumanizada frialdad de los legajos de la causa judicial, nada cuentan al respecto.

Ponga el lector algo de su cuenta, y sitúese en el año 1852, gobierna en aquél entonces la reina Isabel II.

CAUSA

Hasta aquí hemos vistos los hechos del hombre. Ahora viene lo desconcertante del caso, el misterio, lo mágico, la realidad o la ficción, la verdad o el embuste, la creencia popular, la tradición, la mitología, contra la ciencia, luz clara que todo lo ilumina.

No es ahora lugar ni momento de hablar de la ciencia, pero líbrenos Dios o el Diablo o quien sea, pero líbrenos de caer en manos de la ciencia, en manos de científicos como los que ha caído el pobre Manuel. ¡Santo Dios! ¡que informe médico!. Más bien parecen fiscales acusadores que facultativos, eran moralistas que veían en él, lo que ellos llevaban dentro.

Declara Manuel: haber asesinado a nueve personas, pero niega el haber dado muerte al alguacil de León y Manuel Ferreiro tendero ambulante como él. Niega también el intento e intención de asesinato de Manuel Fernández, de Luis García y María García.

Pensará el lector que estas negaciones serían por quitarse cargos ¿Qué cargos puede quitarse un acusado que asume 9 asesinatos?.

Pero no todo queda ahí, Manuel Blanco Romasata, añade que además de esas 9 personas, ha dado muerte a 6 personas más y muchas otras cuyo nombre desconoce y lugar no recuerda.

HOMBRE LOBO



El desconcierto del juez no fue nada, comparado con lo que añadiría: “Pues desde hacía trece años hasta el día de San Pedro de 1852, por efecto de una maldición de alguno de sus parientes que no sabe si serían sus padres, algún familiar o vecino, ha traído una vida errante y criminal, cometiendo diferentes asesinatos y alimentándose la carne de las víctimas, unas veces solo, otras con dos sujetos que solían asociársele, uno de ellos valenciano, llamado Don Genaro, y un tal Antonio del mismo reino, aunque de población muy distinta y separada.

Que para ejecutar estos asesinatos no se valían de arma alguna, pues por efecto de la maldición, se convertían los tres en lobos, desnudándose primero y revolcándose en el suelo y después de tomar dicha forma acometían y devoraban a cualquiera, como lo hicieron con las referidas y sus hijos, quedando únicamente los huesos; las ropas la aprovechaban algunas veces, cuando servían y todas las de las expresadas las aprovecharon vendiéndolas después sin que recuerde a quién. Que unas veces volvían a tomar luego la forma humana, y otras andaban ocho días, pero a lo menos dos conservaban la de los animales dañinos expresados”.

“Le consta que sus acciones criminales eran efecto de la maldición de que ha hecho mérito, porque en el valle de Coso en la sierra, se encontró con dos lobos y se volvió lobo también y anduvo con ellos cuatro o cinco días, volviéndose a tomar todos la forma de personas, conociendo entonces a Don Genaro y Antonio, quienes le dijeron que hacia tiempo tenían aquella desgracia, y porque hacia ya seis meses que tenía vehementes deseos de asesinar al que se le presentase. Y que le consta que el día de San Pedro de 1852 concluyó la maldición”.

Seis muertes de personas Manuel Blanco declaró que había hecho junto con sus compañeros, se comprobó que fueron hechos por lobos. Y a los lobos se les atribuye según cartas que lo confirman de los alcaldes de los lugares a donde pertenecían las víctimas. Manuel declara, que fue él transformado en lobo.

La causa es trasladada al juzgado de Allariz, que encarga a un equipo de cinco facultativos el informe médico. ¡Y que informe médico!, he aquí algunas de las frases: “Su apostura es humilde con hipocresía marcada”, “aunque a estos tipos resucitados de los cuentos de hadas, no merecen sería ocupación, lo examinamos siquiera en desagravio de la especie”, “resulta que es un perverso consumado, criminal capaz de toco, frío y sereno, sin bondad y con albedrío, libertad y conocimiento: el objeto moral que se propone es el interés”, “Los actos de piedad una añazaga sacrílega: su hado impulsivo una blasfemia, su metensicosis un sarcasmo”.

Librémonos de que la ciencia y sus seguidores, peritos y especialistas en sus más variadas ramas, nos pongan la mano encima, pues fueron, son y serán poseedores de la verdad eterna. Divinas palabras, son siempre las suyas; mentiras, siempre las nuestras.

Nada se dice en la causa, ni en el informe médico, que Manuel Blanco Romasanta fuese epiléptico, sufriese crisis histéricas, padeciese perlesía, o fuese maníaco, como algunos autores pretenden.

Las declaraciones de sus vecinos y conocidos, dicen de él, que era bueno, bondadoso, servicial, que comía como todos, que no tenía comportamiento ni costumbres extraños.

Todo lo que a partir de aquí se diga no tiene fundamentos reales.

La palabra hombre lobo, se extendió como los vientos y como él sin diferenciar personas, ciudades ni naciones.

Los periódicos hablaban sin saber a ciencia cierta, de quién, si de un hombre, de un lobo, o de un hombre lobo.

Por un lado la ciencia, por otro la creencia y la imaginación popular. ¿Quién ha triunfado?, todavía está por realizarse la última batalla.

MÉDICO FRANCÉS

El profesor Philips, médico francés que se encontraba en Argel impartiendo conferencias y lecciones de electro-biología. Había realizado una prueba pública en un teatro ante la flor y la nata de los ciudadanos de Argel, entre los que se encontraban, médicos, profesores y el propio cónsul español.

Por medio de la hipnosis hizo creerse a un conocido joven, asaltador de caminos, naufrago, perseguido por indios, y finalmente lobo, mordiendo en un brazo a un espectador poco precavido.

Tuvo noticias el profesor Philips del caso por los periódicos, envió una carta al ministerio español, poniendo sus conocimientos al servicio de la justicia española, con el fin de evitar por un error científico, llevar a la muerte a Manuel Blanco. Servicios, cuyos gastos, el profesor estaba dispuesto a pagar de su propio bolsillo.

No se le hizo demasiado caso, aunque si armó el revuelo suficiente para que la reina Isabel II tomase cartas en el asunto.

En el juzgado de Allariz, se le condenó a muerte, pasó luego el acusado, al juzgado de La Coruña, en ella, el abogado Rúa Figueroa, le hace una defensa de altura, aunque a decir verdad mucho más altos fueron los honorarios, 60.000 reales de aquel tiempo cobró el señor defensor.

En Galicia sabemos, que también hay lobos transformados en hombres.

Debe conocer el lector un dato más de esta curiosa historia, ello es, que no aparece el cuerpo del delito por ninguna parte. Tan solo se ha encontrado, una calavera muy deteriorada y un hueso de cadera por únicas pruebas.

CONMUTADA LA PENA

A pesar de todo, Manuel Blanco Romasanta, apodado el tendero, conocido como el hombre del unto y llamado el hombre lobo, fue condenado a muerte en garrote en el Juzgado de Allariz y ratificado por el Juzgado de La Coruña.

A la reina Isabel II, se le enviaron cartas de suplica para conmutarle la pena capital. Y así el 13 de mayo de 1854 se recibió una real orden de conmutación de la pena de muerte por la perpetua.

Manuel Blanco Romasanta, asesinó transformado en lobo. Los jueces, lo juzgaron como hombre. Si no se creen sus palabras, si se le cree mentiroso y embustero, no deben creerse tampoco ninguna de sus declaraciones. ¿Por qué le creyeron tan solo aquello que convenía para condenarle?.

Fue sometido a prisión perpetua en el castillo de San Antón en La Coruña, muriendo a los dos años de haber ingresa en aquél infierno.
El régimen penitenciario de aquella época era terriblemente duro, basta decir, que las celdas de castigo eran inundadas por el agua al subir la marea, una marea un poco más viva podría ahogar al prisionero.

El hombre lobo, había muerto dejando tras de sí el enigma de sus palabras, de su comportamiento y de sus actos.

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En 1981 durante cerca de un mes leí los legajos escritos a mano de la causa de Blanco Romasanta, depositados en el Archivo del Reino de Galicia. Tenía pensado dedicarle un par de días, me sedujo la lectura de tal manera que acabé leyéndola toda.

Visité los lugares que en la causa se mencionaban. Dos meses dediqué a una posterior documentación sobre mitología, psicología e historia sobre licantropía. La finalidad, no hubo otra que la insaciable curiosidad que tenía sobre cualquier tema de mi interés, respaldada por mi capacidad de trabajo que en aquel tiempo poseía.

Posteriormente escribí este artículo para una conocida publicación un tanto sensacionalista. Me ofrecieron por él, 40.000 de las antiguas pesetas o 80.000 cuando lo publicaran unos meses más tarde.

Como era joven, respondí altanero que quería las 80.000 pesetas ahora, creyendo yo que eran las tetas de una conocida actriz lo que les enviaba.

Conclusión se negaron y mi orgullo de juventud no me permitió rectificar.

Adoro la irreverencia juvenil, fiel encarnación del espíritu español, que a decir, con sorpresa de los viajeros ingleses y alemanes del siglo XIX, que un español trataba como un igual a un noble como a un mendigo.

*Los dibujos que aparecen en este artículo fueron realizados por A. Santos en el año 1981. En  cuanto a la documentación es la fotocopia del original de la causa.

jueves, 13 de octubre de 2011

-¡Ahí está el detalle!-


A pesar de años de estudio con asignaturas de matemáticas, no he utilizado jamás en la vida cotidiana, integrales, diferenciales, ni tan siquiera raíces cuadradas.

Es más, no he conocido a nadie que lo haya hecho, ¿ustedes han conocido alguno?, exceptuando los profesionales de la enseñanza, claro está.

Igualmente puedo hablar de química y de física, pero también de filosofía, de geografía, de literatura y de arte, estas cuatro últimas materias a lo sumo las he utilizado en charlas de café. ¿Cuántos libros de filosofía, de geografía, de literatura y de arte, han leído ustedes?.

Ante esta pregunta tal vez alguno de ustedes salga airoso, pero y ante esta otra, ¿cuántas veces han utilizado o necesitado utilizar estas materias en su vida diaria?.

Si tras años de estudio de estas disciplinas, ninguna de ellas se utiliza, ninguna de ellas le sirve a estos jóvenes para desenvolverse en la vida social o para su desarrollo personal ¿Qué sentido tiene la enseñanza?. A mi modo de ver, si lo anteriormente escrito se confirma, la enseñanza no tiene sentido alguno para el conocimiento humano, aunque sí podrá tenerlo para el estado y su caterva de funcionarios que de este sin sentido viven.

Es cierto que las cuatro reglas de la aritmética son utilizadas con profusión diariamente, pero ahí acaba toda aplicación matemática cotidiana. Porque 2×2=4 y 8×8=64. pero = eso ya no es tan fácil de entender porque es igual que si dijésemos 8×8=12. Pues esto último es la auténtica matemática, la matemática de verdad, si esto es así, la otra necesariamente es la de mentira, de lo que se deduce que si la compra de tres kilos de fruta multiplicado por lo que nos cobran por un kilo es mentira, nuestra cotidiana vida es igualmente una buena mentira.

Si el conocimiento de la historia como hechos pasados, nos da luces sobre los hechos presentes y nos previene sobre el acontecer futuro ¿qué ocurre con los años del estudio de esta materia cuyo conocimiento no produce ni luz ni oscuridad? ¿para qué el estudio de esta disciplina?.

Igualmente puede hablarse de geografía o de literatura, nadie ha leído un clásico, ni un moderno tampoco, ni mucho menos uno actual, excepto el libro de moda recomendado para leer durante el aburrimiento estival.

¿Y de la filosofía? ¡el amor a la sabiduría! Dejemos esa definición decimonónica y literal, porque nos moriríamos de risa, la definiré más humildemente, como el arte de pensar lógicamente bien y que este pensamiento contribuya a mejorar nuestros actos y por medio de estos, la mejora de nuestro espíritu. Que esto último pertenece a la ética, por supuesto, pero la ética pertenece a la filosofía, como en un principio perteneció a la física, la psicología, la matemática o la astronomía.

Sin desviarnos de lo que nos ocupa y teniendo en todo momento presente que filosofar no es hablar, ni que hablar es filosofar, al igual que el saber escribir no hace a uno ser escritor, ni músico al que toca el piano cuando lo limpia, ¿cuántas personas conocen ustedes que hayan leído algún libro de filosofía? Y si alguno conocen, les hago esta pregunta ¿Cuántas personas conocen que utilizan la filosofía en su vida diaria?, y permítanme que le haga una tercera, la última ¿en que se les nota, en que se diferencias de los demás?.

A pesar de mis años de estudio, no he utilizado jamás nada de lo estudiado. La explicación es una, que todo ese huero conocimiento es tan inservible como inútil.

¿Dónde está el conocimiento o lo útil que para el hombre deba enseñarse?.

Responderé como Cantinflas en una de sus películas.

-Juez: ¿usted mató a Boby?.

-Cantinflas: ¡sí, señor juez, yo maté a Boby!. Pero Boby era un perro.

-Juez: ¡no!, ¿quién mató al otro Boby?.

-Cantinflas: ¡Ay, señor juez! ¡ahí está el detalle!.

viernes, 7 de octubre de 2011

-Los Materiales Didácticos-


Siempre se ha echado la culpa del fracaso escolar, a que el alumno no estudiaba, o a que el profesor no enseñaba adecuadamente. Ambas afirmaciones son ciertas al margen del bando de quien proviniese el enjuiciamiento.

Pero en la enseñanza además del profesor y alumno, interviene el material didáctico, y de este último nada se enjuicia ni menciona.

¿En qué consiste un plan de estudios, cual que su finalidad, en qué principios se apoya?. Desde la Ley Moyano (1857) hasta la actualidad, se superan con creces la cincuentena de cambios realizados en los planes de estudio de enseñanza media. De ellos nada se ha analizado, ni sacado provecho de sus pros y sus contras. La experiencia ha sido baldía.

Los libros de texto, hasta hace poco aburridos y sosos y que en la actualidad son impresos a todo color, son atractivos visualmente pero igualmente aburridos y sin sustancia que pueda motivar interés alguno.

Los ejercicios y deberes de estos manuales que el profesorado impone, no son otra cosa que la extensión sin aplicación práctica de lo soso y aburrido.

El encerado o pizarra, gran superficie rectangular situada detrás del profesor y en el que éste escribe algo de vez en cuando, por ejemplo: “Miércoles a las 11.00 examen”. Las tizas pedazos rectangulares de yeso con los que se escribe en la pizarra, utilizándolo el profesor como proyectil frecuentemente hacia la cabeza de los alumnos. El borrador, taco de madera con una especie de fieltro en uno de sus lados, se utilizaba para borrar lo escrito en la pizarra, pero también como arma arrojadiza hacia el alumnado.

Las frases despectivas e insultos del profesorado son palabras vejatorias con la finalidad de despertar el interés y motivar el amor al estudio.

Los gestos despectivos del profesor, tienen la misma finalidad que los anteriores.

La regla, no la menstruación femenina, sino una regla de madera pegada a otra para reforzar su consistencia, se utilizaba para golpear didácticamente las cabezas del alumno, las uñas y yemas de sus dedos unidos, así como sus traseros.

El bimbio, rama del sauce que por su elasticidad se asemeja al látigo de Indiana Jones, se utilizaba sobre las desnudas piernas de los alumnos como didáctico turbo acelerador del aprendizaje (los niños llevaban pantalones cortos).

La vara de la clase o cetro instrumento de madera preferido del profesor con el que ejercía su didactismo de igual forma y manera que los anteriormente mencionados, pero dirigida su actividad sobre todo a las extendidas manos del alumno.

La palma de la mano derecha o de la izquierda según fuese el profesor de izquierdas o de derechas, golpeaba la cara de los alumnos con la didáctica y vulgar bofetada. Habiendo la variedad, de introducir la cabeza del niño entre las piernas del profesor mientras este golpeaba sádica sexualmente con la mano sus nalgas.

El puño cerrado, con los nudillos les golpeaba a coscorrones la cabeza, con el propósito de que les entrase más fácilmente la materia de los libros de texto.

Permanecer de pie horas e incluso días enteros de cara a una pared.
Permanecer de rodillas, horas e incluso días enteros de cara a una pared, a veces con los brazos en cruz, a menudo con libros en las manos y con frecuencia con arenas bajo las rodillas.

Todo ello para contribuir al desarrollo de la inteligencia y amor al estudio del alumno.

Las copias con la finalidad de memorizar algún científico axioma, por ejemplo: copia quinientas veces para el día siguiente “No hablaré en clase”.

Siempre se ha echado la culpa del fracaso escolar, a que el alumno no estudiaba, o a que el profesor no enseñaba adecuadamente.

viernes, 23 de septiembre de 2011

-La vergüenza de los Trofeos-


Hay personas que han pasado buena parte de su vida coleccionando trofeos que colocados en un estante admiran hasta el fin de sus días. Las personas trofeísticas viven a través de estos objetos, en ellos han realizado la transferencia de sus ilusiones, anhelos y virtudes, pero sobre todas ellas, han puesto algo inconsciente, sus frustraciones.

Estas frustraciones no han sido resueltas pero sí aparentemente superadas con los trofeos. Retirarles estos objetos, es materialmente retirarle la vida, espiritualmente no, porque del espíritu no se han enterado que lo poseían, quedando esa parte de su ser atrofiada como un inútil apéndice.

Hay personas que coleccionan trofeos deportivos y atléticos, otros de negocios, otros de asistencia a congresos de fin de semana, otros coleccionan al ser humano como trofeos, presumiendo de haber mantenido intimas relaciones con muchas señoras y las señoras con muchos señores, incluso a la vez, como si de una partida ajedrecística simultanea se tratase. Hay quien tiene como trofeos el haber asesinado, condenado o ajusticiado más personas. La lista podría ser tan interminable como abominable, pero sobre todos estos coleccionistas existen entre las autoridades docentes una alta proporción de peculiares buscadores de trofeos.

Trofeos de numerosos alumnos aprobados, sería lo más lógico, pero en estas autoridades la lógica y la razón subsiste por debajo de sus internos conflictos sin resolver. Los trofeos son otros que los numerosos alumnos que ellos hayan suspendido en cada curso en que hubieran ejercido su autoridad.

Que esto ocurra en una autoridad policial de tráfico, tiene su lógica, multan prolífica y cuantiosamente a los automovilistas, pero la mayor parte de ellos no lo hacen por placer, ni por frustración, ni por conflictos internos, es su obligación con respecto a la orden recibida. Cada uno de ustedes deben conseguir tal número de infracciones –les dicen-, lo que supone para las arcas del estado un cuantioso ingreso.

Pero estas autoridades de tráfico, individualmente se avergüenzan de multar y presumen entre sus familiares de ser generosos y de hacerlo lo menos posible. Saben que no está bien, pero es necesario, además están obligados. Qué diferencia con las autoridades docentes, saben que no está bien y que no es necesario, pero lo hacen y además no están obligados a hacerlo.

Pocas son las autoridades docentes que hablan con afecto de sus alumnos, a veces pienso si tienen o han tenido afecto por sus propios hijos y ven en en sus jóvenes alumnos la insoportable imagen de sus hijos y destilando desprecio y rabia se ensañan con sus exámenes, tu por los acentos, tú por la puntuación, tú por excesiva extensión, tú por la falta de ella, tú porque yo no lo expliqué así, tú porque no te has portado bien, tú porque sí, tú porque me da la gana, tú porque eres atractiva y despiertas mi dormido deseo si es hombre y a la inversa si es mujer.

El suspender alumnos les produce durante un efímero tiempo seguridad en sí mismos, y como la sensación es efímera deben repetir la hazaña de conseguir similares trofeos el curso siguiente.

Cualquier otro profesional considera como trofeos a sus éxitos, porque estos han sido conseguidos con esfuerzo e implicación personal por su parte, sus rostros brillan de satisfacción y se sienten orgullosos de la actividad bien realizada. En las autoridades docentes sienten orgullo curso tras curso de su fracaso profesional, despreciando al oscuro profesor de academia que hace entender a su propio alumno la materia, que meses más tarde conseguirá aprobar.

Hay personas que pasan buena parte de su vida coleccionando trofeos, en muchas de estas personas esos trofeos tienen mucho más de feos fracasos que de trofeos.

sábado, 17 de septiembre de 2011

-Cabelleras como Trofeos-


De poder escoger una profesión que no requiriese esfuerzo, mi elección recaería en docente de enseñanza media. Ser docente de enseñanza media es una profesión que tiene todas las ventajas de un trabajo y ninguno de sus inconvenientes. Es como parecerse a los jóvenes universitarios enamorados que viven en la misma residencia pero ocupando habitaciones separadas. Poseen las ventajas de una pareja y ninguno de sus inconvenientes.

En el caso que nos ocupa, el trabajo no mata, ni mucho menos produce cansancio físico ni intelectual. El temario es el mismo de curso a curso, nada nuevo hay que preparar. Las horas de permanencia en el centro, ni por asomo alcanzan las horas laborales de otras profesiones en sus lugares de trabajo. El docente de enseñanza media nadie tiene por encima de él, lo que lo convierte no solamente en autoridad sino en un microdiós. ¿Quién se atreve a cuestionar la autoridad o la capacidad de un docente? Sus propios compañeros jamás, su espíritu corporativo está mas cohesionado que el de la benemérita. Los inspectores estatales ante posibles cuestionamientos, se encuentran totalmente impotentes. Porque el docente de enseñanza media es un funcionario y un funcionario en un sociedad burrocratizada, es intocable. Los jóvenes alumnos nada podrían cuestionar, una por su juventud, otra por el hecho de ser alumnos. Porque al ser autoridad y máximo depredador, manda, ordena, reprime, informa, califica, descalifica, suspende o aprueba a quien su implícita autoridad decida.

Es cierto que una autoridad docente universitaria destina menos horas en su lugar de trabajo, pero a pesar de su autoridad,sus conocimientos sobre la materia pueden ser cuestionados por un hipotético alumno lumbrera. No es que esto ocurra, pero siempre cabe esta ilusoria posibilidad. En la enseñanza media esto último es imposible. La simple amenaza de rebajar la clasificación final, obra milagros, con esta amenaza se le espeta a bocajarro, puedo limitar tu elección universitaria, soy dueño de tu futuro.

Que tienen horas de tutorías, las tienen, es cierto, pero no las ejercen como tal, y quien lo contrario diga miente más que un político. A los demás trabajos les pertenecen un mes de vacaciones anuales, las autoridades docentes de enseñanza media tienen para recuperarse de su agotadora actividad, las mismas vacaciones que los estudiantes.

Miren ustedes, si la autoridad mencionada, necesita tanto tiempo para recuperarse por impartir una disciplina a jóvenes muchachos ¿Cuánto tiempo de recuperación necesitarían los jóvenes discentes que tienen que asistir a clase y examinarse de diez asignaturas?.

La autoridad docente tiene a orgullosa gala el impartir bien sus clases y que sus alumnos aprendan en ella -argumentará algún interesado ingenuo, que a buen seguro, no es alumno, o se olvidó de cuando lo había sido-, le responderé que lo único que tiene a orgullosa gala, es mostrar el mayor número de alumnos suspensos, es como si entre ellos compitiesen para saber quien es el más despiadado, mostrando sin recato el número de suspensos y enarbolando victoriosamente las jóvenes cabelleras como trofeos.

De poder escoger una profesión que no requiriese esfuerzo, mi elección recaería en docente de enseñanza media.

Exceptuando la de portero de fútbol, a condición que fuese portero suplente.

jueves, 8 de septiembre de 2011

-Los Números Primos-


La moda no solamente es moda en la ropa, también es moda en los temas científicos. La teoría de Fibonacci volvió a recuperarse como divulgación científica, relacionándolo con el número áureo, conocido como proporción divina o divina proporción.

Actualmente se han puesto de moda los números primos, que están emparentados, al menos en su parte inescrutable, con los anteriormente mencionados. Al igual que se han escrito varios libros científicos de cierta notoriedad y una novela de cierto éxito. 

Mientras tanto, al estudiante de bachillerato que le exigen en los exámenes la explicación de los números primos, siguen sin comprenderlos mientras son estudiantes y cuando dejan de serlo, también.

¿Quién sabe lo que son los números primos?. Preguntó la profesora a las jóvenes alumnas. Una jovencita de ojos risueños, alza el brazo, se yergue de su asiento a la indicación de la autoridad docente. -Los números primos, son aquellos números que son parientes cercanos de otros números. Responde ingenuamente convencida. -¡Fuera de clase¡, le grita señalando la puerta la autoridad docente.

Si se le permite salir de clase porque la respuesta es acertada, y semánticamente lo es, hace bien la mencionada autoridad en hacerlo, ya que no necesita que le expliquen lo que ya sabe. Si la respuesta es matemáticamente incorrecta, no debe permitir la autoridad docente, que la jovencita salga de la clase.

Un profesor explicaba las propiedades del espacio vacío. Un alumno que escuchaba atentamente, pregunta -¿Hay realmente espacio vacío?. -¡Por supuesto¡, responde con científica rotundidad la docente autoridad. -¿Pero Dios no está en todas partes?, vuelve a preguntar el curioso alumno. -¡Fuera de Clase¡, es la respuesta que esta vez obtiene. La culpa la había tenido la autoridad docente de la asignatura anterior, religión, que les había inculcado hasta la saciedad que Dios estaba en todas partes. Si en esa asignatura un alumno hubiese preguntado, ¿Adán y Eva tenían ombligo? Todavía podría entenderse una actitud similar de la autoridad docente, porque para eso es autoridad y hace lo que quiere.

Algo similar ocurrió con aquella religiosa profesora o profesora religiosa, que en lo mismo viene a quedar, al preguntar a sus jovencitas alumnas, señalando la representación de una Virgen con una serpiente debajo de sus pies, despues de haberles hablado largamente sobre el pecado. -¿Alguna de vosotras sabe lo que sucedería si la serpiente tentase a la Virgen?. La respuesta no se hizo esperar de una aventajada niña. -¡Si le muerde el pie, se quedará sin dientes¡. En lugar de ser felicitada, la niña escucha el grito de la autoridad docente. -¡Fuera de clase¡, rematado al pasar cerca de ella, con un fuerte tirón de la bonita coleta que su madre le había hecho en el pelo.

Y es que a pesar de las modas, mientras haya autoridades docentes, hay cosas que no podrán cambiar.

domingo, 28 de agosto de 2011

-Ciudades de Provincias-


Las ciudades de provincias son encantadoras, encanto este que se extiende a todas las épocas del año.

En las ciudades de provincias su población no es numerosa, de una u otra manera todos se conocen, casi podría decirse que un cuarto de sus habitantes están unidos por una familiar parentela.

Por sus calles uno reconoce a la cajera del supermercado, al dependiente del comercio en el que dos días antes había comprado un par de camisas, al peluquero que esa misma mañana me realizó un clásico corte de pelo, al camarero del café, y así sucesivamente.

A las dos semanas de permanecer en una ciudad de provincias, me encuentro cómodo y a gusto, como cómodo y a gusto me encuentro en alguno de sus bonitos y vetustos cafés atendidos por sus no menos vetustos veteranos camareros, correctos, discretos y al mismo tiempo afables. En los días fríos, estos cafés son un excelente refugio para huir de las inclemencias del tiempo, y como en estas dos semanas ya he hecho conocidos y amigos, puedo sazonar varias horas de animadas conversaciones con mis nuevos contertulios. Si ellos para mi representan novedad, mayor novedad represento yo para ellos, motivo por el que me tratan con mayor deferencia.

Las jóvenes de estas ciudades son como todas las demás jóvenes, sean estas de provincias o no. A las mujeres les ocurre lo mismo. No quiero decir, entiéndaseme bien, que la mujer se a igual en todas partes, estoy diciendo que la mujer en todas partes es lo mismo.

Me atraen los edificios de los mercados de abastos con sus estructuras metálicas realizadas a menudo por ingenieros discípulos de Eiffel. En estos mercados me embarga un sentimental aire de romanticismo que sin querer extiendo a los vistosos puestos de frutas y verduras, a las pescaderías con sus brillantes y frescos peces, pregonados por las chillonas voces de las pescaderas en pugna por atraerse al cliente.

Me causa gran placer, pasear por las calles originarias de la ciudad y por sus alamedas, porque en estas ciudades en su desarrollo urbanístico han tenido en cuenta el espacio para una alameda.

Pasear por estos recintos, el romanticismo alcanza aquí su mayor grado de elevación. Sea cual sea la hora, las alamedas de provincias tienen un profundo encanto romántico.

Cuando se representa una obra teatral o se realiza un concierto, la ciudad que se encontraba sumida en una rutinaria monotonía, durante esos días revive de sus cenizas como el Ave Fénix.

La cultura, mejor expresado, el espectáculo cultural les proporciona vital energía, tal vez debido a las cenas, tapas y vinos consumidos a la finalización del evento.

Las ciudades de provincias son encantadoras, encanto que se extiende a todas las épocas del año. Pero una cosa hay que no soporto de estas ciudades, su mentalidad provinciana. En todas estas ciudades, sin excepción, existen cuatro o cinco genios por metro cuadrado. Uno es actor, aunque trabaje en un Pub; otro un genio musical, cuyo único mérito ha sido no haber nunca actuado; otro un pintor engreído que ha expuesto en el local de alguna asociación de barrio; otro construye marionetas superando su arte a los italianos, otro ha escrito un libro que nadie ha visto, pero no obstante ha publicado un artículo en el periódico local, otros son poetas, escultores, refinados diletantes u hombres de consumada cultura de café, acreditada por su actividad de profesor en institutos de enseñanza media.

Prolongaría mi estancia en ciudades de provincias, si no fuese por esta mentalidad aburridamente provinciana.