lunes, 24 de enero de 2011

-Hay maneras de vivir igual que hay maneras de escribir-

Esta entrevista nunca ha sido publicada, la realicé a Manuel Rodríguez Ferrero en las últimas horas de la tarde, de un día de verano, creo recordar.

Al día siguiente a primeras horas de la mañana, una llamada telefónica me comunica que Manolín, así era conocido, había fallecido esa misma noche de una forma estúpida en un estúpido accidente de automóvil.

Acudí a su entierro, a Ponferrada con un amigo fotógrafo. Al realizar un cambio de carrete durante las exéquias, el carrete se cae e incomprensiblemente se abre velándose todas las fotografías que se le habían realizado horas antes de su fallecimiento. Ambos habíamos notado algo extraño, indefinido en el rostro de nuestro amigo, como una especie de nube tenue.

Es como si la muerte que ya lo acompañaba, velara la película e impidiese que su rostro fuese mostrado.
Años más tarde, he visto esa misma nube tenue en el rostro de una persona. Ese mismo día falleció en accidente de tráfico.

Sea lo que fuese Manuel Ángel Rodríguez Ferrro “Manolín”, para todos, era un poeta hecho, de hecho y por derecho que hubiera llegado a ser grande, extraordinariamente grande en la tierra, si los dioses no quisiesen tener consigo a los mejores para combatir en el otro lado.

Alejandro: ¿Cuál es tu opinión sobre la poesía actual en Galicia?.

Manolín: La poesía en Galicia no la conozco bien. Pero la poesía actual en Galicia creo que, como la pintura, está llena de metáforas, está llena de colorido y se está metiendo en un camino subjetivo del que va a ser muy difícil salir.

Alejandro: Se habla de la inspiración en la poesía, ¿creés que esto de la inspiración es cierto, o que es una especie de farol que se tiran los poetas y artistas en general?.

Manolín: Bueno, inspiración supongo que existe. Supongo que cuando uno está creando, está inspirado. De todas formas, no sabría decirte exactamente lo que es eso; yo sé que la cosa me funciona de la siguiente manera: cuando yo escribo poesía, lo que intento hacer es atrapar las cosas que se me escapan. ¿Te acuerdas de aquella definición de lo que era la vida?, era lo que uno hacía mientras estaba pensando en hacer otras cosas. Sabes que tu quieres hacer unas cosas determinadas, que quieres una movida determinada. Y mientras piensas en hacer esa movida, estás haciendo una serie de movidas que apenas tienen que ver nada con lo que tu quieres. Bien, entonces la poesía yo la empleo para atrapar esos momentos y tener satisfacción a partir de ellos. Es un poco el querer enriquecer tu vida como otra vida más.

Alejandro: ¿Utilizas la poesía como revulsivo social o la tomas como un proceso puramente estético?.

Manolín: Es muy importante como revulsivo social, siempre que estés jodido por algo y tengas que decir algo. De todas formas yo las tomo como elemento estético, como posibilidad de crear una estructura bella; no emplear la piedra ni emplear los colores, sino emplear la palabra, que puede ser piedra y colores.

Alejandro: En tus libros, inéditos, he visto que, aunque no respodnen a un esquema social, pones en duda los esquemas de comportamiento cotidiano; hay una poesía muy sincera, muy visceral con muchas figuras; es una historia cada poema; supera un poco la estética.

Manolín: Sí, cada historia ha de tener una vitalidad, porque ¿cómo le cuentas tú a alguien una historia que sea poesía, si no es impactante, si no tiene vitalidad? No le puedes dar liviandades; hay que darle algo fuerte, algo, como tu dices, roquero, algo heavy, algo visceral, sobre todo, una gran capacidad de concentración. Como decía Kerouac: “Ver la imagen más que pensar con la palabra”.

Alejandro: Quizá, para leer tus poemas, haya que haber vivido cierto tipo de experiencias, de situaciones. ¿O no? ¿O es el que las escribe el que tiene que haberlas vivido?.

Manolín: Bueno, dentro de la vida tienes que pasar por tus experiencias, por tus vivencias. Algunas son positivas, son buenas; otras no merece la pena haberlas vivido, pero dejan huella siempre, de todas formas. Recuerdo una vez un tío que, cuando se enteró que yo había estado en la cárcel, va y me dice: ¡coño! ¡pues debió de ser una experiencia muy interesante!, y yo le dije que también podría ser una experiencia muy interesante tener una madre puta.

Alejandro: Hablemos de la cárcel ¿Cuántas veces estuviste en la cárcel?.

Manolín: Tres veces.

Alejandro: ¿Mucho tiempo?.

Manolín: Poco, poco; he tenido suerte, porque mi familia, en aquellos momentos tuvo dinero para ponerme un buen abogado que supiera trabajar el asunto de modo que las cosas me fueran mejor.

Alejandro: ¿Por qué habías ido?.

Manolín: Drogas, que es lo que está pasando ahora. Ahora ya no se encarcela a la gente por política ni nada de esto; ahora son las drogas y no saben lo que hacer: las penalizan; las despenalizan ¡andan despistadísimos! ¡Buf!. Ya sabes lo que pasa, últimamente con lo de la droga: han tomado un informe médico de 1977, me parece, para penalizarla más que lo que estaba en la situación anterior.

Alejandro: ¿Tiene algo que ver la droga con la bohemia, con el poeta bohemio? ¿La droga, el alcohol en dosis masivas o como alucinógeno para el poeta bohemio?.

Manolín: Hay maneras de vivir igual que hay maneras de escribir y hay maneras de iniciarse con respecto a la vivencia. Tú sabes que en la vida hay grandes poetas que se han drogado y otros que no y han sido también grandes y tanto unos como otros están ahí; depende de los gustos personales.

Alejandro: Ahora todavía tienes un juicio pendiente ¿O ya no?.

Manolín:

Alejandro: ¿Por qué no has publicado nunca ninguno de tus libros?.

Manolín: Es curioso. A veces también me lo pregunto yo. Porque oportunidades he tenido, pero las he despreciado. Supongo que debe ser porque primero tenía que poner las pelas y, aunque las tenía, hubo momentos en que me apetecía ponerlas y estuve a punto de hacerlo, pero luego pasé de ponerlas, porque tuve problemas económicos. Así, entre unas cosas y otras, como nadie me ha ofrecido publicar en ninguna parte de forma gratuita, de momento tampoco estoy dispuesto a poner dinero.

Alejandro: ¿Has hecho recitales públicos de tus poemas?.

Manolín: Bueno: muy poquitos, muy poquitos, para amigos.

Alejandro: Has publicado, sin embargo, poemas en algunas revistas como Catarsis, Xentil, fanzine Quincalla Fina. ¿Nunca has publicado en alguna revista, digamos comercial?.

Manolín: La única, tal vez el “Paisaje” en Vitoria, y también creo que salió algo mío en el “Patito Feo” de Ferrol, aunque no estoy seguro, porque todavía no me llegó el número. Es lo único que, hasta ahora, he publicado, pero eran unos poemas de urgencias que necesitaba publicar, porque necesitaba publicar, porque necesitaba expresar algo que me estaba sucediendo. Pero nunca me he movido demasiado; soy feliz escribiendo y lo otro pienso que se debe dar por añadidura y un poco por sorpresa.

Alejandro: ¿Que haces ahora?.

Manolín: Trabajo, trabajo muchas horas, y me queda poco tiempo para escribir y concentrarme, y, bueno ¡debe ser que la inspiración no funciona!.

Alejandro: ¿Crees que debería haber alguna ayuda para el que se dedicara a escribir?. Porque, en España, el trabajo de creación e intelectual está muy subvalorado.

Manolín: Por supuesto, por supuesto que debería haber más ayuda, ayuda a toda persona que produjese de una forma regular una cantidad de literatura suficiente, debería de apoyársele con un sueldo. Claro que él tendría que demostrar que ese sueldo lo está ganado. Si no lo demuestra ese sueldo no tiene por qué serle pagado. Pero, si produce, pienso que sí deberían de pagárselo, para que después el público y aquellos que le pagan puedan disfrutar libremente de su creación.

Alejandro: ¿Que podría ser? comida, vestido y dormida gratis y asegurada.

Manolín: Más o menos así, más o menos eso.

Alejandro: ¿Quizá los ayuntamientos de cada pueblo, de cada ciudad...?.

Manolín: Pienso que el estado, sobre todo por parte del Ministerio de Cultura.

Alejandro: ¿Pero que eso lo canalizasen los municipios sería mucho más aceptable potenciar de esta manera la creación y no con grandes premios?.

Manolín: Bueno, de donde venga.

Alejandro: ¿Habría calidad en este sistema de ayuda o de potenciación o del respaldo al poeta?.

Manolín: En cuanto a la creación la calidad tiene que ser evidente.

Alejandro: ¿Quien puede ver esta evidencia?.

Manolín: El efecto que te produce.

Alejandro: Pero el poema produce efectos diferentes según sean las personas.

Manolín: Exactamente, pero, así como hay poemas que no producen ningún efecto, no quieren decir nada, no significan nada, sino que simplemente son un desahogo o un canto amoroso o un canto a una flor, uno se da cuenta cuando una cosa es buena o es mala, independientemente del tema.

Alejandro: Por ejemplo. ¿A ti te importaría trabajar cuatro horas diarias y tener el resto del día para dedicarlo a la poesía?.

Manolín: Lo que se necesita es un tiempo. Tener un horario en el cual tu puedas crear, escribir o decir algo y tener alguna actividad física, un trabajo o lo que sea, pero remunerado, algo que más o menos te alcance para vivir.

Alejandro: Podría ser un trabajo que el Ayuntamiento procurase a los creadores. Cuatro horas diarias, por ejemplo, y el resto de las horas que se dedicasen a la creación poética.

Manolín: Podría ser.

Alejandro: Es una medida paliativa de este tipo de gastos.

Manolín: Lo que pasa es que, excluyendo los momentos de sueño, que suelen ser buenos momentos, y excluyendo las horas que te vayan a pagar mientras tu está haciendo tus trabajos físicos, que podrían ser las que fueran, cuantas más horas más dinero. El resto del tiempo la vida misma tenía que ser poesía.

Alejandro: ¿Cuantos libros tienes escritos?.

Manolín: un mogollón, creo que cerca de la veintena.

Alejandro: ¿Cuales son los que quieres más?.

Manolín: Yo, un poco como los cantantes, quiero más siempre el último disco que he grabado, en este caso el último libro que he escrito. De todas formas cuantos más antiguos son mis libros más los vuelvo a releer y en algún momento necesitan algún retoque. A veces me sorprendo a mí mismo pensando cómo puede haber escrito aquello que a mí me flipa, porque a mi me gusta lo que escribo y me extraña que yo haya podido escribir aquello.

Alejandro: Dicen que tienes faltas de ortografía.

Manolín: Sí, se da el caso de que no memorizo algunas cosas muy bien: rimas, fórmulas matemáticas, números, reglas como por ejemplo, las de ortografía, no he sido capaz de memorizarlas, siempre me olvido de ellas. Cuando me pongo a escribir pienso solamente en lo que estoy escribiendo y no pienso nada en la ortografía, o sea que puedo poner palabras con una ortografía totalmente cambiada, pero sin darme cuenta, y una vez que las vuelvo a corregir me doy cuenta que no tengo nin puta idea de ortografía y, entonces, las dejo así. Siempre hay algún amigote que me echa alguna manita para corregir.

Alejandro: Sin embargo los compañeros de colegio que no tenían faltas de ortografía no escriben poemas.

Manolín: Algo así sucede.

Alejandro: Todos están empleados en bancos normalmente ¿no?.

Manolín: En bancos. Unos tienen unas motos preciosas que les han llegado a costar un millón de pesetas, y unas novias muy guapas.

Alejandro: ¿Qué representa la mujer en tu poesía?.

Manolín: Yo creo que si no existiera la mujer no escribiría poesía, porque es el deseo, y el poema está creado siempre por un deseo, y la mujer es un deseo. ¿Te acuerdas del libro de Luis Cernuda, “La realidad y el deseo”?, pues es un poco eso, Cernuda sabía mucho de eso.

Alejandro: ¿Cuáles son tus poetas, tus autores preferidos?.

Manolín: ¡Uf! Hay gente tan buena que es obvio hablar ya de ella. Pero entre la gente que más me gusta y que se lee menos, de los españoles, Luis Cernuda, y si quieres algún extranjero que me haya fascinado Arthur Numbich, Vladimir Joloc, hay unos cuantos más, pero es absurdo decir nombres. Yo creo que las preferencias las sientes en el momento en que estás leyendo, porque te produce un placer que, después vuelves a cambiar por cualquier otro. De todas formas, los escritores y los poetas pienso que pueden ser personas fascinantes.

Alejandro: ¿Te has presentado a algún concurso?.

Manolín: No.

Alejandro: ¿Que opinas de los concursos de poesía?.

Manolín: Que los premios se los dan a los amigos.

Alejandro: ¿Cuantos años llevas escribiendo poesía?.

Manolín: Desde los siete. Tengo treinta y uno.

Alejandro: ¿Es difícil la vida de un poeta?.

Manolín: La dificultad de la vida estriba en la economía que tengas, pero la vida del poeta, si no es difícil, es bastante mala. Normalmente suelen tomarse la vida muy a pecho, y ese “A pecho” lo covierten en algo personal, y entonces, generalmente, si no lo muestran hacia afuera, por dentro deben llevar una procesión bastante mala.

Alejandro: ¿La misión del poeta debe ser la del filósofo, la del visionario o la de un escritor puramente estético?.

Manolín: Las tres cosas. La estética, porque la poesía tiene que ser estética, tiene que ser bella, tiene que ser una escultura de palabras. Visionario porque si no eres visionario no tienes capacidad para contar nada a nadie y, sobre todo, para enseñarle, porque, si no le enseñas nada, no merece la pena escribir, porque entonces. ¿Para quien escribes?. Escribes para ti, para desahogarte, pero para eso, también se hacen pajas. ¿Cuál era la tercera cuestión?.

Alejandro: El filósofo.

Manolín: El filósofo... La poesía tiene que llevar la filosofía individual del poeta. Todos los poetas somos filósofos, tenemos una forma de pensar, de ver las cosas y así la transmitimos. No puede existir un poeta sin su filosofía.

Alejandro: Un poeta no suele ser una persona práctica. Normalmente no suele suceder ...

Manolín: Generalmente ama las causas perdidas; a grandes rasgos ama las causas perdidas con una pasión tan grande que, como decía León Felipe, “morir por Dulcinea”. Don Quijote tenía razón: merece la pena morir por Dulcinea. Seguro que Dulcinea era la tía más hermosa del mundo.

Alejandro: ¿Que opinas del ambiente poético que hay por Vigo?.

Manolín: ¿Lo hay?.

Alejandro: ¿Que dirías a la gente joven que no lee poesía y que dice que no la entiende o que no se han atrevido a leerla?.

Manolín: Bien, para que la lectura resulte excitante, resulte un placer, hay que leer mucho, pasarse muchos años sin que la lectura resulte placer. Una vez que se convierte en placer ya no tienes que decirle nada, en cuanto a la poesía (me refería antes a la lectura en general), en cuanto a la poesía hay que ser pacientes, hay que ser pacientes con la poesía por que la poesía es dúctil y maleable, es como el agua: se escapa, corre, corre por dentro de ti, por fuera, te puede inundar de muy diversas formas, y también suele suceder que no te dice nada, no te dice nada porque tú no estás para eso. Muchas veces dices: ¡Coño! Leerme este poema pero no comprenden. Hay que quedarse con lo que uno lee, y quedarse bien. Dicen que uno lee y todo queda en el subconsciente. A ver si inventamos esa pastilla que nos haga traer todo lo que tenemos en el subconsciente al consciente. Estoy seguro de que la mayor parte del día nos la pasaríamos recitando poemas que llevamos dentro y que alguna vez leímos. Creo que todos nosotros debemos tener nuestra canción y componer nuestra canción, por eso también pienso que todos somos poetas, nuestros poetas porque todos necesitamos de nuestra canción.

Alejandro: Casi estás diciendo que en las escuelas, en lugar de enseñar a leer han matado la forma de comprender la lectura. Saber leer es algo que no enseñan en las escuelas, es algo que se aprende más tarde.

Manolín: Sí, sí, sí, porque verás: en la escuela te enseñan una técnica de lectura, es decir, te enseñan a leer, pero después, apreciar lo que lees, eso depende de ti, para eso necesitas un esfuerzo que ya depende de ti, si tú quieres leer para informarte o para saber que allí hay una tienda o hay un bar o hay una librería o hay un cine, pues bien, has aprendido a leer y tú sabes que allí hay una tienda o un bar o una librería o un cine, pero si te pones a leer algo y quieres asimilarlo o para recibir una información y asimilarla o para aprender algo y asimilarlo o para expansionarte con algo bello que tú necesitas como necesitas el pan... para esto tienes que poner mucho de ti cuando estás leyendo.

Alejandro: ¿Que tipo de poesía, qué tipo de poemas estás haciendo ahora?.

Manolín: Mira, si te digo que siempre pienso continuar... el próximo libro que estoy pensando es un libro que voy a crear de una forma vanguardista, incluso el título es una onomatopeya: “Chás-Plás, chás-plás”, significa que la cosa está bien, más o menos, o que está hecha o que está ya a punto de hacerse y corre ya por los cauces normales. En la calle se dice “Chás-plás”, yo quiero utilizar para un título de un libro de poemas esta onomatopeya porque pienso hacer una poesía desinteresada, graciosa, alegre. Eso es lo que quiero hacer a continuación, es una cosa tremendamente lírica. Hace poco murió mi padre y se la dedico a él. Son unos poemas en prosa que están entre el “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez y “El jardinero” de Rabindranaht Tagore, con un poco menos de lírica y un poco más de mala Hostia, pero con mucha lasitud, con mucha tranquilidad. Yo lo titulo “lasitud” y es la última parte del libro que estoy escribiendo y que titulo “La balanza de los días”.

Alejandro: La poesía, el poeta, a veces se contradice con las leyes, con las normas de vida establecidas. ¿Cuál es tu opinión al respecto?.

Manolín: Hace tiempo que la tengo y me parece curioso que me la preguntes porque quiero soltarla, es una definición que todos los estudiantes de Derecho saben, y todos los profesionales de la aplicación de la Ley también saben. Saben, pero se olvidan con frecuencia que la Ley, cuando es injusta, el individuo no solamente tiene el derecho de transgredirla, sino también la obligación, y ¡Hay tantas leyes injustas!, aunque tal vez no haya muchas leyes injustas, lo que sí hay es una aplicación injusta de la Ley. Todo depende de los padrinos que se tengan, tú bien sabes, del dinero, etc....

Alejandro: Y de un un buen abogado.

Manolín: Y de un buen abogado, que es buen abogado en la medida que controle más que los demás abogados. Es el mundillo y ellos lo conocen. Es un mundillo que... eso sí que es una sociedad secreta, no los Rosa Cruz, ni los masones.

Alejandro: Si un poeta publica sus libros de poemas. ¿Le puede dar dinero eso o no?.

Manolín: No tengo experiencia.

Alejandro: ¿Te gustaría publicar alguno de tus libros?. ¿El último tal vez?.

Manolín: Cualquiera, incluso antologías, pero sí me gustaría publicar un tomo bien gordo, un tomo muy gordo, no sé, un tomo de muchos poemas, pienso que el poeta, desde que empieza a hacer poesía hasta que se muere, todo es un solo libro, dividido en muchos libros, me remito a Hojas de Hierba de Walt Wiltman, debería ser así la poesía, porque es la propia vida del poeta, es un continuum.

No hay comentarios: