domingo, 23 de mayo de 2010

-La Dote-



Pasó ante mi una joven pareja con un bebé. Su vestimenta rosada me indicó que con los años se convertiría en una hermosa muchacha. La pequeña era risueña como un amanecer primaveral.

Pensé para mis adentros. Una niña, esto significa que los padres han de trabajar doble para financiar su matrimonio con una buena dote.

Además si desean ahorrar lo suficiente y para el bien de su hija, los padres deben ser parcos en sus gastos personales. Es decir beberán el vino sin consumir tapa, el café lo beberán sin consumir bollería, el jamón serrano no será de bellota porque si lo es, el precio se dispara.

Así una larga cadena de pequeñas cosas que nos hacen la vida más frívolamente llevadera.

Lo de la dote pertenece a tiempos pasados, objetarán algunos, esas objeciones no logran ocultar el egoísmo para con sus hijos por un lado y su tacañería por otro. 

Incluso quienes esto objetan, tienen un fuerte tufillo a la derecha más conservadora que cuando les conviene se convierten por momentos en personas tan liberales que rozan la izquierda más progresista. 

He conocido el caso de un amigo que en la pedida de mano y esas formalidades, su padre sacó el tema de la dote de la contrayente. 

Debo decir que la familia de la novia era de arraigada nobleza y de la más vetusta derecha. 

El padre de la novia quiso como se suele decir, hacerse el sueco, respondiendo que esas eran costumbres trasnochadas, anacronismos para los tiempos actuales. 

El padre de mi amigo escuchó impasible, después le espetó a bocajarro. La mujer, de siempre ha aportado su dote económica al contraer matrimonio, a mayor calidad de la muchacha, mayor dote la que aportaba. Aquí no hay anacronismo alguno, la petición de mano es una negociación económica desagradable para nuestros hijos si mezclasen estos asuntos con los amores, por eso la realizamos nosotros, los padres. Además ¿somos de derechas, no es así?. 

-¡Por supuesto! Le respondió con énfasis –el padre de la novia. 

-Pues seamos consecuentemente de derechas, hasta el final, y no  dejemos de serlo cuando ocasionalmente interesa. 

En los matrimonios celebrados por el ritual de la religión católica, el novio depositaba las arras en las manos de la novia que a su vez las deposita en una bandeja que entrega al padrino de boda. 

Las arras actuales representan la antigua compra de la mujer, eufemísticamente representado en el ritual. 

En tiempos muy antiguos a la mujer el hombre la raptaba sin más preámbulos, como atestigua el actual vestigio que tanto gusta a las novias, de que el novio la tome en brazos y cruce el umbral del dormitorio con ella de esa manera. Si en tiempos remotos esto ocurría, en el remoto subconsciente de la mujer no es de extrañar que se encuentre arraigado y oculto el deseo de ser raptada. 

Nosotros que ahora somos civilizados ya no raptamos ni compramos mujeres, porque ellas han perdido gran parte de su valor en el mercado. De ahí que desde hace muchos años sea la mujer quien pague su propia compra. De no hacerlo así, se quedaría para vestir santos. Expresión que hace referencia a la muchacha que no aportaba bienes en la dote, su familia para que no le supusiese una carga la ingresaba en un convento. La casaban con Dios, ya que no había Dios que se casase con ella. 

Ser un caza fortunas, es una alusión al hombre que busca muchacha con buena dote, como igualmente lo es la grosera y poco delicada pero real expresión, dar el braguetazo, aludiendo al varón que matrimonió con rica portadora de dote. 

A los perros de raza y con pedigrí  los ayuntan entre ellos, así la nobleza de su perruna casta no se degenera. 

Con los humanos dotados de riqueza ocurre exactamente igual, sólo que con mas rigor y con un mayor control por parte de la raza familiar y de la económica a la que pertenezcan. 

¡Hasta donde hemos progresado!. La mujer pagando su propia compra para que la retiren del escaparate. 

Mi consejo para la mujer del futuro, es que no pague su propia compra, ni compre a hombre alguno, si el caso se diese que los alquile, es mucho más cómodo y le ira mucho mejor.

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