jueves, 13 de mayo de 2010

-Sobre la Historia y la Sopa de Letras-


A veces no puedo seguir la biografía de los pueblos, aunque haya puesto todo el empeño en conseguirlo. Es entonces cuando acudo a los libros, a los libros llamados "de historia", que muchos llaman historia científica. Otros afirman que la historia es ciencia y por tanto, sobre lo de científica, también hay quien la denomina ciencia histórica.

Cuando tomo estos libros en mis manos, si antes no era capaz de seguir la trayectoria de la biografía de los pueblos, con estos libros quedo perdido en un mundo del que no sé su ubicación. En otras palabras, me pierdo en un mundo que no existe y lo que es peor que jamás existió. Y sin embargo me pierdo en él.

Cuando ésto me ocurría, trataba al principio de buscar una salida, después a la desesperada, aterrorizado, lo único que buscaba era el punto por el cual había entrado. Todo era imposible, iba sintiendo como las fuerzas me abandonaban, desfallecía de agotamiento, y ya sin desueyo por las carreras que había hecho de un punto a otro, de una página a otra, de capítulo a capítulo, de un libro a otro libro, medio muerto de sed y de hambre, ya que en mis búsquedas por ese mundo, nunca he encontrado más que lagunas de aguas putrefactas y fuentes envenenadas.

Con el alimento tenía menos problema, solía ir bien provisto de alimento espiritual, pero necesitaba comer lo único que podía llevarme a la boca día tras día, era sopa de letras, y qué indigestas eran, qué mal sabor tenían, qué mal preparadas estaban, sosas una veces, espesas las otras. 

Llegué a creer que esa sopa no estaba hecha para comer. ¿Por qué cocinaban entonces esa sopa de letras y en cantidades tan abundantes?, jamás logré saberlo. 

Al final, como los protagonistas de los films americanos, salía con vida de ese mundo que no tiene ubicación. 

Pero, una vez estuve perdido mucho tiempo, y debió ser mucho tiempo porque mi compañera, que no le gusta la historia, fue en mi busqueda. Con su ayuda encontré la salida, con su ayuda logré salvarme, pero además me explicó con un cierto tonillo irónico, dónde se ubicaba ese mundo, en el que tantas veces me había perdido y estado a punto de perecer. 

Me dijo: "Ese mundo de la historia, ni fue, ni es, ni será. El mundo de la historia, ni es presente, ni fue pasado, ni será futuro, y está ubicado en libros escritos por gentes, que al no tener mundo propio, se inventa el de los demás. 

Por otra parte, no te das cuenta, estas gentes que pretenden ser cocineros de la vida, son incapaces de preparar una sabrosa sopa de letras".

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