jueves, 10 de junio de 2010

-Y de la Universidad ¿Qué?-


Los especialistas en temas de enseñanzas y educación parecen limitar sus estudios y trabajos a la enseñanza en las escuelas y colegios, limitan su cometido al alumnado de colegios de EGB y BUP.

Tal vez es una falsa comprensión de que sólo se aprende de pequeño, en edades tiernas hasta los dieciocho años.

Sobre esas edades y sobre todo en edades más tempranas incluso en las guarderías es hacia donde dirigen sus trabajos y libros.

¿Será más fácil escribir sobre los temas pedagógicos de la educación infantil, sobre la ideología de su aprendizaje, sobre sus juegos, que sobre la educación y sobre la ideología de la enseñanza universitaria?.

Las referencias de los escritos sobre pedagogía se refieren al mundo escolar, a lo sumo hasta los dieciocho años ¿es que a partir de esa edad ya no se enseña, … no existen universitarios, no hay técnicas pedagógicas para adultos, o es que no interesa meterse en ese delicado y escabroso mundo de la universidad?.

Más sencillo debe ser entender la enseñanza de un adulto que la enseñanza del niño, ya que como los niños no hablan de sí mismos. Son los mayores quienes por ellos lo hacen y dicen de ellos lo que les viene en gana.

Los padres, por otra parte, que tanta preocupación parecían tener en lo que se le enseñaba a sus hijos, enmudecen repentinamente ante la enseñanza universitaria.

Los alumnos, que durante el bachillerato comentaban tal cosa detal profesor o de tal asignatura, enmudecen a su entrada en la universidad. Es como si en el absurdo examen de selectividad pusiesen a cada alumno un esparadrapo en la boca suministrándoles anteriormente una cucharada de un jarabe llamado conformismo.

Tampoco los profesores universitarios que se suponen poseedores del culmen del conocimiento, puesto que se dirigen a adultos, a la selección más rigurosa del alumnado, a la flor y nata de los estudiantes. Tampoco ellos hablan sobre la enseñanza universitaria, tal vez cansados de tanto hablar ellos solos en sus pesadas y aburridas clases. La verdad es que piensoque no hablan sobre enseñanza, porque nada saben de ensañar, aunque sean profesionales de ella, aunque se les pague por tal función.

Y tampoco escriben porque nada tienen que decir y lo que es peor, sospecho que no saben escribir. Para eso hay libros, señores profesores, para documentarse, ensanchar horizontes, y prender a escribir no legiblemente sino leíble y entendiblemente.

Cabe también la posibilidad de que en la universidad no se enseñe ni se aprenda nada, por eso nada sobre ella se escriba.

¿Pero que hacen los alumnos durante los cinco años de carrera? Preguntará algún ingenuo que desconozca la estructura de la enseñanza universitaria.

Pues señor mío ahí va la respuesta: “chapar y memorizar apuntes para vomitarlos calentitos el día del examen”.

¿Acaso desconoce usted que hay auténticos y lucrativos negocios con las fotocopiadoras de apuntes?.

¿Se asombra usted? tengo la certeza de que si diesen a elegir al universitario para rector de universidad al rector actual o al gerente de la Rank Xerox tenga usted por seguro que la votación será unánime sobre el gerente de la Xerox.

Tal vez lograsen con ello que las fotocopias fuesen más baratas. Y no vayan a creerse que no se ahorraría una buena cantidad de dinero.

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