viernes, 18 de marzo de 2011

-La Leyocracia-


Una sociedad sin normas lógicas, tal vez sería imposible, pero una sociedad repleta de leyes es insoportable.

Antiguamente se pagaban gavelas, corveas, diezmos, primicias, impuestos por cruzar puentes o cruzar territorios que pertenecían a tal o cual señor, como si de aduanas se tratase. Hoy no sólo han desaparecido sino que se han incrementado hasta lo inimaginable.

Se tienen impuestos por fabricar alimentos, bebidas, ropas, calzados y todo tipo de instrumentos y máquinas, también se tienen impuestos por la compra de alimentos, bebidas, ropas, calzados y todo tipo de instrumentos y máquinas, teniéndose además impuestos de circulación de automóviles, impuestos de basura, por el consumo de agua, teléfono y electricidad, impuesto por el uso de la vivienda, impuesto por el salario obtenido del trabajo realizado y así con otras muchas cosas más.

La vida del individuo se encuentra totalmente reglamentada por leyes que el estado esparce como lluvia otoñal sobre el ciudadano. La primera actividad que el hombre hizo para alimentarse que es el marisqueo, no puede realizarse sin previa licencia del estado, pescar en río es otro tanto de lo mismo, si usted quiere pescar en un pequeño bote con remos, necesita licencia del estado, otro tanto de lo mismo si desea cazar. Conducir vehículos, marca el estado la edad mínima, llegando a la paradójica situación, de jovencísimos campeones de motocicleta en circuitos de competición, sin licencia para conducirlos en carretera.

Se reglamenta la edad en que los niños tienen que asistir a los colegios, así como las asignaturas, horarios de clase, vacaciones y planes de estudio. Se reglamentan los límites de convocatorias de exámenes, así como también se reglamentan las notas medias obtenidas para el estudio de tal o cual carrera universitaria.

Permaneciendo por este mismo hecho el alumno a espensas del humor y capricho de los docentes.

Se reglamentan la edad de compra de bebidas y tabaco al igual que su consumo y al igual que los lugares de su consumo son igualmente reglamentados. Si deseo fabricar alcohol necesito licencia, sí deseo plantar tabaco, licencia necesito, si deseo vender frutas o verduras de mi huerto, lo necesito también. Para casarme necesito licencia, para descasarme, divorciarme quiero decir, la necesito igualmente. Si arreglo mi casa aunque solamente sea el tejado, licencia, si talo árboles, si quemo arbustos, si cerco mi finca, si planto vid, olivos, también, si se hace con marihuana lo meten a uno en la cárcel.

Sin licencia no se pueden sacrificar animales para el consumo doméstico, como tampoco puedo generar energía eléctrica sin previo permiso estatal. Respirar todavía no está legislado, porque todavía no han encontrado la forma de endosarle un impuesto, digo todavía, porque acabarán haciéndolo.

Sí usted quiere en una finca de su propiedad hacer un pozo para su personal abastecimiento de agua, debe tener licencia, y pagar por el agua que de él extrae, pero también debe pagar por el agua que sale de su domicilio, usted pagará el pozo, el motor de extracción, su canalización, pagará el agua que de él entre en su casa y pagará por segunda vez la misma agua que de su casa salga.
 
Queda el consuelo de que todavía puede bañarse en el agua del mar sin licencia y sin impuestos, aunque eso sí, con el decoro adecuados. Todavía sin impuestos, porque muy pronto de seguir con esta orgía de leyes, habrá un impuesto personal para bañarse, por tumbarse a tomar el sol en las playas. Pretexto ya lo tienen ¿acaso no hay un vigilante subido a una escalerilla con un botiquín con amoniaco por si algún bañista es picado por un díscolo insecto o el urticante contacto con una medusa?.

Una sociedad sin normas lógicas, tal vez sería imposible, pero una sociedad repleta de leyes es insoportable.

He aquí un recomendable cartel que debería ponerse en la cuna del recién nacido, en el cabezal de la cama de los jóvenes y de los adultos también.

MANTENGA LA NARIZ Y LA BOCA FUERA DE LA LEYES,
UNA INMERSIÓN PROLONGADA EN ELLAS,
PUEDE PROVOCARLE ASFIXIA MORTAL

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