lunes, 14 de marzo de 2011

-¿Libertad o permisibilidades?-


Toda definición de un objeto se basa comparándose con su opuesto, sin esta condición no podría definirse absolutamente nada, ni siquiera los cuerpos geométricos.

Definir un objeto es siempre incompleto e inexacto.

Esta flor es una rosa, al definirla como flor no decimos todo lo que hay que decir de una flor y es inexacta porque las rosas no son únicamente del color rosa.

Si recordamos aquella burda definición escolar de la sangre, se aprecia perfectamente las comparaciones: "La sangre es un líquido rojo, viscoso, de sabor salado y olor especial".

La libertad, solamente puede definirse por su opuesto, su opuesto no es otro que la represión física o el temor a una represión psicológica moral. Sin esto no podría, no solamente definirse la libertad sino que ni siquiera podría entenderse.

La represión se ejerce por la prohibición y ésta por las leyes, y la ley como su palabra indica, es legal, lo que viene a ser que la represión es legal cuando está dictada por la ley.

Dirán ustedes que en toda sociedad son necesarias leyes que reglamenten y rijan la vida del ciudadano.

Perdónenme los que esto digan, pero además de ser una cuestión distinta a la que aquí tratamos, es una afirmación de tan dudosa veracidad como interesante a debatir.

Retomando el hilo, para no salirnos por peteneras y acabar hablando como contertulios de programas televisivos. Toda sociedad que dicte leyes, reprime, y como consecuencia de ello no hay libertad. Esto es incuestionable, alguien dirá que hay sociedades con más libertad que otras, a lo que responderé que una sociedad tiene libertad o no la tiene, la libertad no puede trocearse en porciones como un queso.

Políticamente se realiza una fraudulenta añazaga eliminando el peligroso vocablo libertad, sustituyéndolo por su plural, libertades. Ahora parece que todo está mejor, ya podemos entendernos, el estado proporciona o sustrae libertades según su antojadiza autoridad por medio de leyes.

La libertad que es inseparable, no troceable, ni pluralizable, y nadie puede dársela a nadie, sino que se tiene como algo inherente a la naturaleza humana ¿tiene algo que ver con las libertades, algo de quita y pon por parte del Estado?.

En absoluto tiene nada que ver y sin embargo hablar de libertades es absurdamente sinónimo de libertad.

Libertad no sabemos lo que es, porque no la hemos conocido nunca, hemos nacido en una sociedad donde hay leyes, prohibiciones de todo tipo y presidios. De lo único que sabemos y conocemos es de la ausencia de ella, por tanto libertad es la ausencia de todo tipo de represión conocida.

A lo sumo puede llamársele al estado represor y legalmente constituido en la forma de gobierno cualquiera que sea el nombre que adopte, estado de permisibilidades, o una sociedad con mayor o menor número de permisibilidad. La sociedad del bienestar que es como ahora la denominan los dirigentes del estado, es muy permisiba, pero solamente lo es en el consumo de la frivolidad o en la frivolidad del consumo que todo viene a acabar en lo mismo.

La idea de libertad es imposible tenerla y por tanto es imposible su definición aún conociendo y padeciendo su contrario, al igual que el Dios bíblico se define a sí mismo ante Moisés en el Sinaí “Yo soy el que soy”, y de él nada más se puede decir, ni explicar. Sin embargo conocemos su opuesto, el diablo, en militares realizando heróicas atrocidades, políticos envileciendo a la población o empresarios extendiendo la miseria a medio mundo y contaminando al mundo entero.

Si Dios dice de sí mismo “Yo soy el que soy”, de la libertad diré “Ella es la que es”.

Si algunos de los que se enfadan con el viento cuando los despeina, les molesta lo escrito que se aguanten, que a mí también me molestan otras cosas y me aguanto.

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